LA FLOR DE LA FOTOGRAFÍA
Emanaba tanta belleza aquella flor...
que decidiría no cercenarla.
La plasmaría en una fotografía
dedicada a sus presentes.
La puso dentro de un marco
con contornos de madera.
La transformó en el eje principal
de lo que era su cobijo
cuando en sus pensamientos quería adentrarse.
Entonces la imaginaba en su florecer
dando color a los prados
que en su imaginación habitaban.
Era un color que abrigaba
con un manto de esperanza.
Esperanza haciendo las veces de abrigo...
y que con el calor refrescaba.
Le confería ritmo a los mediodías
y de sosiego a las noches.
Pero, algunas veces se planteaba
qué pasó con la flor:
si seguía bajo el Sol
o si terminaría mudándose
queriendo buscar sentirse libre.
Tal vez, las distintas circunstancias
dieron un camino
que se fue alejando
del lugar que un día la vería crecer
cuando otros la tuvieron presente.
En ocasiones imaginaba la flor
en medio de un frenético baile.
En él cantaba y gritaba
por los instantes de los futuros
que llegarían a ser los días del presente.
En el solía disfrutar de cada baile
que no pudieron ser disfrutados
en las gastadas mañanas.
Y él sonreiría en aquellos instantes
en los que solía contemplar esa foto.

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