La diatriba sobre la composición del universo

24/VI/2020



Dejó atrás la playa con paso pausado. Estaba tranquilo. Y jugaba con una concha que guardaba en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Le daba vueltas y pasaba sus manos por sus surcos notando la suavidad que irradiaba. Sentándose en una pequeña roca contempló las recién aparecidas estrellas después del anochecer. Era algo que había ocurrido hacía poco.

Analizó aquellos luceros. Muchas veces los había imaginado mientras estaba guardado entre paredes acolchadas. Y ahora que los contemplaba en libertad, le acariciaban el rostro mediante la brisa que soplaba. Volvió a imaginarse el universo. Lo hizo con la forma de una canica estando rodeada de muchas otras. Todas disponían de un color diferente. Aunque algunas eran completamente transparentes, sin nada en su interior. Y otras guardaban exóticas figuras dentro de ellas.

Pensó que una hasta podría ser el propio universo en el que se encontraba. Imaginó aquella figurita como la base que contenía todas las Galaxias y los distintos ecosistemas solares con sus planetas, satélites y asteroides. Sus inmensos espacios vacíos siendo surcados momentáneamente por solitarios cuerpos celestes que, quizás, alcanzaran algún sistema y lograran unirse a él.

Y la base... Recreó su forma plana hundiéndose por el peso de las estrellas. También la manera en que giraban sobre él los planetas. Debía ser algo parecido a una tela entendida y sujeta por unas pinzas que aguantaran su peso. Una pelota en el centro haciendo que fuera hundiéndose ante su peso. Y una bola aún más pequeña danzando sobre ella por el surco que dejaba la bola.

Y la luz, ¡qué locura más siniestra se le acababa de ocurrir! La luz podría amoldarse ante la presencia de la pelota y no atravesarla. Lo que haría sería rodearla por su fuerza. Eso supondría que podría ver lo que estuviera detrás de ella, solo que desde lo que parecería una posición diferente. En definitiva, dedujo que estaría distorsionada.

Entonces, observó un remolino tragándose todo. Era negro en su entrada y parecía estar rodeado de un aura brillante y rojiza. Todo lo engullía. Lo que tragaba se iba apilando en un punto minúsculo donde quedaba compacto y quieto. Estaba comprimido, igual que el Universo antes de empezar a expandirse. Y hacía mucho calor. Era parecido a ese momento previo, pero no había movimiento, por lo que no podría haber calor.

¡Menudo dilema! Si estaba todo quieto, ¿cómo se producía ese calor? Tal vez... puede que alguna partícula todavía más pequeña que las subatómicas pudieran moverse y producir todo aquello a pesar que todo estuviera quieto y comprimido. Entonces, ¿podría algún día haber una explosión y crearse otro universo?

Una canica dentro de una canica. Y nuestro mundo, nuestro cuerpo y percepción ¿serían algo parecido a ello? Universos y canicas dentro de otros universos y canicas; ¿estaríamos rodeados de más agujeros que parecen canicas en las que va engulléndose todo o el universo tendría otra explicación?

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