El día que recorrió un trayecto habiéndolo hecho siendo niño
12/VII/2019
Hacía muchos años que no iba por aquel lugar. El camino, antaño sin asfaltar y lleno de piedras con algún que otro matojo de hierba en el centro, estaba arreglado. Y, a pesar de ello, seguía siendo un duro recorrido. No tanto debido a los cambios habidos, pero continuaba siendo exigente.
Los árboles, que estando ubicados en sus esquinas proporcionaban sombra en los días calurosos, habían crecido. Algunos fueron talados. Incluso fallecieron. Pero muchos otros nuevos estaban ahí; creciendo despacio, empezando a aportar la refrescante sombra o a punto de darla.
Llegó a la fuente de la que solía beber. La vegetación a su alrededor era mayor y más verde. Y el agua que brotaba de ella era aún más fresca y cristalina. Seguía teniendo el mismo sabor. Volvió a beber. De forma pausada, pero con un ritmo constante.
Puso su cabeza debajo de ella e intentó quitar el sudor que le bañaba el cuerpo. Observó lo que le rodeaba. Era el mismo paisaje, pero había cambiado tanto... era mucho más florido y majestuoso a pesar de lo simple que resultaba ser su belleza.
Entonces, recordó una tarde con la persona que solía ir a aquel lugar. Tendría unos diez años. Y durante todo el trayecto no había dicho nada. Estaba rumiando algo que le habían comentado el día anterior.
***
Aquel que lo acompañaba guardó silencio. Sabía que estaba pensando en algo y que, quizás, podría estar llegando a alguna conclusión. O cuadrando las palabras correctas con tal de realizar algún cuestionar.
Por fin habló. Y lo hizo después de beber de la fuente. Mientras secaba los restos del agua en su rostro con las manos, le dijo a su acompañante que el día anterior alguien de su misma edad le comentó que él era rico y podía tener lo que quisiera. Le interpeló sobre si ellos eran ricos o pobres. Porque de ser así, en el caso de ser pobres, no deberían tener nada y, en el fondo, parecía que nada les faltaba.
La pregunta le sorprendió un poco. No, no es que fueran ricos, pero tampoco pobres. Sólo eran gente sencilla que intentaba luchar contra las circunstancias de la vida. Pero la pobreza y riqueza tenían muchas vertientes a la hora de ser observada.
El aspecto material parecía ser lo que más llama la atención, disponer de cantidades ingentes de dinero y poder costearse todos los caprichos posibles. Pero la pobreza y riqueza no eran sólo eso.
Había mucha gente materialmente pobre que era rica por disfrutar del cariño. Y comprensión. El poder disfrutar de las cosas sencillas de la vida los convertían en ricos a pesar de no tener nada. O poco.
También había gente pobre que sufría, por diversas circunstancias, la guerra, sequías, el hambre, la explotación en cualquier tipo,... estos eran los que más padecían.
Incluso había ricos que aportaban con todo su corazón. Lo hacían de forma altruista. Sin mirar al que ayudaban. Sin ningún tipo de interés. Muchos podrían haber sufrido hasta llegar a donde estaban. O puede que no. Pero eran ricos de corazón.
Otros miraban hacía otro lado. Y cuando ayudaban lo hacían por su propio interés y egoísmo. Le dejó a él que reflexionara sobre si eran ricos o no.
Incluso había otras gentes que, materialmente, no eran ni ricas ni pobres. Incluso el lugar del planeta servía a la hora de ver los distintos niveles de pobreza material y humana que podían encontrarse. Pero en todos, en todos los sitios, dependiendo de su clase social o poder económico, había gente que ayudaba y no miraba a quién ni por qué.
Luego estaban los que lo hacían en su propio beneficio. Y, por desgracia, estos serían los más pobres de corazón. Hasta existían quienes no ayudaban a la par que se dedicaban a explotar o utilizar a otros en su propio beneficio. Los esclavizaban o usaban. Y al no necesitarlos los rechazaban señalándoles como los culpables de sus males.
Entonces, le preguntó si sabría decirle cuál era la diferencia entre la pobreza y la riqueza. Él pensó en todo lo que le dijo. Sería ahí que cogiera la flor de un árbol y le comentó que la riqueza podría ser aquello: el poder ver la forma en que, año tras año, una de ellas se convertía en fruta que sirviera de alimento. Y esto estación tras estación, década tras década. Eso sería la riqueza...

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