Fragmentos de un diario ocasional
08/X/2019
Levantarse por la mañana y otear el firmamento cuando todavía no está iluminado del todo. Observar dos puntos en él: uno parpadeante y el otro no. Por lo tanto, el primero debería tratarse de una estrella. El segundo, un planeta. Un cigarro contemplándolos para después disfrutar de los madrugadores paisajes habidos en estos lares de Bizkaia. Los cuales, por cierto, se nos presentan completamente diferentes a los de ayer.
Más fría parecía en principio la mañana. Sobre las 08:25, algún termómetro marcaba los 15 grados y la gente ya estaba levantada desde hacía rato. Los pueblos, villas y ciudades van despertándose poco a poco. Los distintos transportes públicos vuelven a llenarse mientras unos bajan al llegar a su destino. Su lugar lo ocupan otros mientras se dirigen al suyo.
Carreteras con vehículos circulando rápido o despacio. Depende de la naturaleza del conductor o sus circunstancias. No sólo coches o el transporte público. También hay motos, furgonetas y camiones. Unos dirigiéndose a su puesto de trabajo. Otros están en él. Y los hay también quienes lo hacen por divertimento u otra causa distinta.
Se mueve el día en sus primeras horas de la mañana cuando han pasado poco más de nueve horas de este 8 de octubre. Es un mes otoñal casi sin viento. Agradable, pero con fuertes lluvias que en algún momento recuerdan las tormentas del verano. Así avanza, por ahora, este otoñal octubre que parece no salirse mucho de su característica naturaleza.
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