La escena que contempló en lo alto del valle
30/IX/2019
Está sentado plácidamente contemplando el horizonte mientras el calor del sol le bañaba el rostro. El cantar de los pájaros es escuchado en las inmediaciones durante su volar de un lugar a otro o descansan en alguna rama. La fragancia de las flores, los árboles y la hierba lo inunda todo. Justo en ese mismo momento, da un sorbo al agua que lleva.
A lo lejos, en mitad de un prado, cuatro equinos corren veloces disfrutando su libertad a la par que vacas y ovejas pastan pareciendo que no les importe lo que a su alrededor suceda. El sol les comienza a calentar en esta mañana que va cogiendo temperatura. En el respirar de los animales puede observarse el frescor del ambiente.
La hierba está cubierta de un rocío que irá desapareciendo poco a poco. El riachuelo que marcha por el costado derecho del valle muestra su fuerza arrastrando suavemente hojas, ramas, piedras,... Los animales, al acercarse a beber, contemplan los peces que no huyen ante su presencia. Se miran con ojos curiosos imaginando lo que cada uno de ellos piensa.
Y bajando por la montaña, una manada de cinco lobos va llegando al valle. Están de caza. Los animales que notan su presencia se alejan. Y esto era lo que pretendía ver desde aquel punto. La forma en la que la manada descendía a fila de uno; con el enfermo delante, los dos más viejos, el fuerte y el macho alfa controlando la situacion. Todos de un negro brillante y hermoso.
Los caballos saben de su presencia. Aún están lejos, aunque deberán estar alerta. Ovejas y vacas parecen no haberse dado cuenta de la situacion, pero sí los tres mastines que las guardan. Están atentos, parece que la manada no se dirigirá hacia su posición. Van en dirección opuesta. A pesar de ello, permanecerán atentos. Marchan hacia la zona en la que deben estar pastando los ciervos y habitan los jabalíes.
Comentarios
Publicar un comentario