LA BRISA Y SU SONRISA (III)
"La brisa transita en la tristeza", decían.
Habían dictado todas sus sendas
y por ello debía agradecerles.
Afirmaban que con el gesto ese
su plenitud sería completada.
"La brisa rezuma la pureza", decían.
Su forma de ser fue conformada
y por ello debía de alabarles.
Y que por ello debía rendirles
alabanzas por poder ser plena.
A la brisa habrían de conformarle su Destino
dictando cada paso que daba
en el buscar que un ser de provecho fuese.
La brisa no exteriorizaba sus males
porque fue una actitud aprendida
que fue sumergiéndola en un pozo gigantesco.
Y la brisa no comprendía de la empatía.
Más que nada porque no fue
dada en lo que fuera su ser
sin que fueran gestos simulados.
La brisa sólo entendía de reglas fijas.
Ello porque le hicieron ver
que las cosas debían de ser
tal y como le habían señalado.
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