Distintos sentires en diferentes momentos del día

11/XII/2019



(I)


Donde la mañana amanece cubierta de lluvia, la naturaleza es renovada con la fuerza que le otorga ese hecho que parece tan simple. Y en algunas zonas de este globo tienen la suerte de poder contemplar este fenómeno de forma cotidiana. Como algo natural que habría estado ahí siempre... y que nunca acabará.

En otras, por el contrario, resulta que disponen de unas fechas durante el año en las cuales surge ese momento. Justo entonces, lo que parecía seco, baldío y exento de vida, florece con un poderío inusitado que origina gran jolgorio entre sus habitantes de la zona y otras. Pues en estas últimas, aunque no hayan sido bendecidos con la magia de la lluvia, pueden recibir sus frutos a través de cada río que recorre cargado cientos de kilómetros con el futuro abono para que la tierra pueda florecer.

Y algo que parece tan simple, algo que es tan necesario, edifica miles de historias convertidas en leyenda. Son sociedades con una cultura que ha llegado hasta nuestros días. Y aunque el paso del tiempo conlleve la pérdida de muchas de sus memorias, continúan observándose y admirando por su belleza, sabiduría y, según los parámetros actuales, excentricidades o barbarismos...

Pero si imaginan el futuro de dentro de cinco siglos, si nuestra especie sigue en el planeta, los que sean nuestros descendientes podrían llegar a la misma conclusión respecto a la época actual.


(II)


Hubo una hoguera cuyas cenizas mezcladas con el jugo de distintas frutas sirvieron para plasmar de forma dibujada los primeros anhelos del Ser Humano. Pudieron haber sido los deseos de una caza fructífera (jabalís, ciervos, bisontes,...), la esperanza de que viniera la primavera en todo su esplendor con su germinar o los primeros cimientos de una agricultura de la que era desconocida su nombre y comenzaba a expandirse... También de la magia que ayudaría a todo ello e, incluso, protegería a que la nueva vida llegara sin peligro y que tampoco lo corriera la que la engendraba...

Milenios después parece que ese acto mágico de plasmar esos anhelos, pensamientos también, estuvo reservado a unos pocos. Puede que fuera por lazos de sangre. O que los eligieran por sus méritos intelectuales; incluso por los rasgos físicos. Pero a consecuencia de todo ello, a pesar de todas las fronteras que le fue impuesto, llegaría a evolucionar a través de los siglos hasta alcanzar lo que hoy en día conocemos por «escritura».

De ella, del poder expresar por escrito lo que imagina el Ser Humano (aunque siglos después lo versado pudiera haber sido tergiversado), viene parte de lo que llamaríamos «Memoria Colectiva». El reflejo de lo que ha vivido y soñado esta especie con su realismo y fantasías originados por algo que no podría desentrañar.

Y así, por el recorrer de los milenios, puede llegarse a contemplar una noche lluviosa como si lo hiciera a mares, de forma prácticamente inexistente o con unas líneas "normales". Aunque en otras partes del globo, debido a sus experiencias, lo describan de otra guisa. 

E incluso podríamos atisbar hacia lo que, en el momento actual, han llegado a evolucionar aquellas primeras figuras dibujadas en las paredes. Y es que esas fueron, junto al fuego (ya sea para bien o para mal), los primeros pilares del mundo que conoce el Ser Humano de hoy en día.

Eso contarían en la actualidad. Pero podría ser que nunca sepamos lo que idearon, pensaron o sintieron nuestros antepasados en aquellos remotos momentos,... Serían tan distintas todas las horas que comenzaron los pilares de la Historia de nuestra especie...

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