OJOS DE CHOCOLATE

Dirán que no puedes volar. 

Pero ignoran, pues no saben,

que lo haces despierta,

a cada momento, 

al observar los paisajes 

o al abrirse la mañana.


Puede que sea casualidad...

pero te vi tantas veces levantarte

que dejé de enumerarlas 

mediante una sonrisa presente.  


No sé si sería la tuya,

o quizás la mía por ella contagiarse, 

pero toda aquella fuerza

hacía temblar a los más valientes. 


Los ojos de chocolate

y un volcán soltando 

lava con cada paso que dabas.

¿Qué más podría decir?


Más tendría que decir. 

Que podías, puedes, volver la Nada

en un Universo 

paralelo a todo lo observable. 


Guerrera a más no poder...

como lo suelen ser

las almas que no se esconden. 


Y llena de disparates

que si se perdiesen

no se verían las tardes. 


Y no eran tus labios,

o aquel pelo azabache

iluminado por esa sonrisa...

Era la complejidad...

y la sencillez.


La fuerza de tu voz

en su ser transparente. 

Y podría decir todavía más cosas. 

O dejarlas sin plasmar. 

¿Te reconoces?


Así que pega tus alas...

y nunca jamás me dejes 

decir lo que tendrías 

que hacer con tu mundo. 

Ríe, llora, grita... y lúcete 

como si fueras la Luna.

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