EL BAILE
"Debes lidiar con tus demonios",
le dijeron una vez.
Entonces decidió bailar.
Incluso inventó una danza
que iba a contracorriente
en la que bailaría con ellos.
Y se la ofreció
a aquellos que se lo dijeron,
pues estos no bailaban
pese a decir aquellas palabras.
Y es que los demonios les invadían
parecido a una plaga
al ir devorándolo todo
entre sus pasos.
Incluso sus entrañas,
aunque no fueran conscientes
de todo ello.
Y era lento
el cómo se hacía presente.
Pues, casi sin avisar,
sus efectos resultaban
una auténtica tempestad
que vaciaba todo a su paso.
¡Qué curioso era el baile!
No presentaba de reglas
ni tampoco pasos que dar.
Pero era gratificante.
Resultaba ser un misterio
que nadie podía razonar.
El porqué de su quimera
tornándose en un cuerpo
lleno de vida,
y circunstancias,
más allá de los sueños
y la vigilia,...
los latidos palpitantes
del corazón
o el estremecer de la risa
que purifica
el lastre del cansado,
fortifica el corazón
y llena su alma
de la valentía
que con miedo se enriquece
transformando
ello en el motivo de avanzar.
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