LOS DISFRACES DEL MUNDO

Dime qué es lo que ves.

Porque este singular mundo 

esconde mucho más de lo que muestra

en los diferentes ojos 

que se han cansado de llorar, 

ya sea de alegría o de tristeza.

Y es que no hay prosperidad en la victoria,

y en la derrota aún menos,

aunque esta la disfracen de la primera

aparentando algo diferente.

Estos casos se dan demasiadas veces,

más de las que te imaginas.

Y es que por eso mismo

decido ver una película

alejado de toda malicia.

Sí, me alejo, me voy, tomo distancia

de la mezquindad que con fuerza late

deseando que la pantalla me muestre

lo que estará escondido en lo que enseña.

Tal vez lo complejo de los personajes

desde toda su grandeza.  

Me acurruco en el sillón

y por momentos la paz 

podría parecer reinar

sin necesitar lucir una corona. 

No existen los vasallos

ni los que tratan de imponer su voluntad.

Y la armonía quiere estar presente 

por unos instantes. 

Aunque fuera desde un salón 

en el que el cine nos deja su magia. 

Y cada uno de los nudos 

que sus latires rezuman

serán una existencia alterna.

Y por eso me voy, tomo distancia 

en mitad de un orgasmo que se expande 

más allá del elixir de la carne,

de los que la vuelven pecaminosa. 

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