DESDE QUE EL MUNDO SE VOLVIÓ MUNDO
Prohibieron imaginar... y escribir.
Pero para ello necesitaron
de las dos acciones.
Prohibieron odiar... y también sentir.
Pero para ello es un requisito
ambas sensaciones.
Sino cómo es que podrían identificar
aquello que se pretendería modelar.
Prohibieron leer... y también imprimir.
Y lo que finalmente lograron
fueron emociones.
Un instinto que les dominara
sin haber un lugar a la calma.
Prohibieron hasta prohibir el prohibir.
Y se volvieron los censurados
de su propia cura.
Celebraron su propia derrota
al volverse ciegos creyendo poder ver
siendo unos sordos que fabrican canciones
de las que no sienten su concierto.
Ondearían su elegante bandera
cuando el frío más atroz sus almas cubriese
sin notar que de abrigo podía valerles
esa tela cosida en verano.
Les dio por eliminar la gula
con la proliferación de los banquetes
en costumbre de tener que comer de pie
ya que decían digerirse mejor.
Y alterarían el Sol por la Luna
al dictar que con uno era suficiente
en el firme pasar de las estaciones
desde que el mundo se volvió mundo.
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