SOMOS UNAS CURIOSAS CRIATURAS...
Somos, y no somos,
las mismas criaturas
curiosas que una vez
comenzaron a andar
casi sin levantar
medio palmo desde
el suelo y la vida.
Y esta, con su calor,
nos forja las almas
dándole volumen.
Esa forma final
puede ser la misma
que tenía en origen,
o ser transformada.
Y desde nuestra evolución
vamos avanzando,
o retrocediendo,
en nuestro caminar.
Y es que a veces conservamos
los primeros pasos.
También los perdemos
en nuestro caminar.
Somos, y no somos,
la simbiosis
de todo ello.
El reflejo
de lo fértil
y lo condenado.
Qué milagro el guardar
la mirada de esos
primeros instantes.
Qué lúgubre laberinto
debe de ser
el carecer
de esos mismos sentimientos.
Qué triste laguna
que sirve de baño
en sus menesteres.
No les deja recordarlos
en su mente,
y parece
que tampoco en su corazón.
Y la lluvia,
con su capacidad
en el purificar,
se torna un calvario
en lo cotidiano
que suele adulterar
el frescor del agua
y su Gracia.
Brilla una luz a lo lejos.
Sintamos, y recostemos,
su fulgor en el corazón.
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