EL BÁLSAMO DE LAS DEIDADES

Llueve, pero reluce el Sol.

El Sol es resplandeciente,

pero la lluvia refresca.

Las flores se marchitaron,

pero sus vivos colores

brillan con mucha más fuerza.


La tranquilidad fue apaciguando

una tormenta hasta que la brisa

fue el reflejo de la mar en calma

y sus aguas vueltas en bálsamo.


Un baile aderezado en música

logró presentarse en el Olimpo

dejando a los Dioses atónitos

cuando contemplaron tal osadía. 


Ellos también celebraron ese instante

ofreciéndoles sus viandas

que con gusto degustaron.


Por fin habían alcanzado

la exquisited y la fama

ostentadas por las viandas de los Dioses.


Y les embriagó de tal manera

todo aquello que ya no deseaban

regresar a lo que era su lugar

pese a todas esas advertencias 

que fueron tornándose realidad.

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