Una reflexión sobre el miedo

25/X/2019

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¿Qué es el miedo? Algunos dirán que es algo inherente a la naturaleza humana. Algo que se puede encontrar en el instinto de supervivencia del ser humano. Pero también, dirán, un sentimiento que puede provenir de las frustraciones, de lo creado, del no hacer esto o aquello por el que dirán o sus consecuencias. O una patología creada en un determinado momento de la vida.

Se puede afrontar, convivir con él o que domine la situación. Miedo. Miedo. Miedo. Miedo incluso de lo que se puede entender, miedo a que se entienda perfectamente o se tergiverse. Los pros y contras de la retroalimentación. Miedo a que se premie por evitarlo o al ser castigado por afrontarlo. Censura y autocensura. Miedo. ¿Qué es el miedo?

Imaginemos al ser humano cuando empezaba a caminar por los lindes de la naturaleza. Aquel que algunos dicen que era rico en sabiduría por su cercanía a esa misma ya que habitaba en ella y no a su margen utilizándola para su propio beneficio, expropiándola, olvidando su existencia dentro de ella misma.

Imaginemos a ese hombre o mujer sentado al calor de un fuego que acaba de empezar a dominar con unas herramientas que parecen simples y sofisticadas. Imaginémoslo de noche contando historias que serán transmitidas durante generaciones hasta ser olvidadas o, simplemente, transformadas de tal forma que no se parezcan en nada a la original convirtiéndose en una nueva.

Así, sentados alrededor del fuego, protegidos de los depredadores que pululan en la noche, se guarda del temor que le produce; amparado por ese fuego que los calienta e ilumina. Pueden ver el rostro de los que tienen delante, pueden reírse mientras se observan y, de esa forma, olvidarse de lo que acecha desde la oscuridad.

Una oscuridad que, hoy por hoy, en estos tiempos modernos, sigue causando temor, incluso, llegando a causar miedos patológicos en infantes y adultos. Y en estos tiempos, en los que las noches en las ciudades son iluminadas para proteger a sus ciudadanos, se crea una desigualdad exacerbada entre aquellas que pueden permitirse ese lujo y las que no.

Y al mismo tiempo, esa diferencia no se da únicamente en esas ciudades que pueden estar tan distantes en la geografía, la protección que se da cuando el astro Sol no observa convierte esa necesidad primordial en un objeto mercantilizado originando miedo a quien no puede costearlo dentro de su propia vivienda. Otro bien de primera necesidad mercantilizado.

Crónica paralela sobre el miedo


Pero la crónica a contar no versa sobre eso. Se trata de una historia acontecida en una noche de noviembre de hace varios años.

Aquella noche Chuck Norris había regresado a casa tras jugar cuatro partidas simultaneas de 'poker'. Había ganado todas, al igual que las siete de ajedrez mientras tenía esas cuatro 'timbas'. Mientras transcurrían las once partidas había noqueado a 'The Undertaker', el luchador de 'Pressing Catch', en un combate de exhibición. Había sido una tarde bastante relajada en su día a día.

Se cuenta que en aquellos tiempos estaban sucediendo una serie de extraños asesinatos. Las muertes habían sido horribles. Los cuerpos de los fallecidos aparecían descuartizados con un semblante de pánico nunca visto hasta entonces.

Todas las muertes, o eso parecían indicar los indicios, sucedían siete días después de otra; igual que una cadena de la cual no se podía escapar. No se sabía quién los cometía ni la causa.

Seis meses transcurrieron desde que se supo de la primera y la ciudadanía estaba inmersa en un estado de histeria colectiva. Todo esto pasaba en un pueblecito de poco más de diez mil habitantes. Era el lugar en el que residía Chuck Norris.

Aquella noche el señor Norris llegó a casa y cenó un sandwich vegetal con pechuga de pollo. Él fue quien inventara los platos vegetales con carne. Mientras cenaba observaba por la ventana la noche; clara y fría. Hacía diez grados bajo cero y el cielo estaba completamente estrellado. Justo en ese momento iba a sonar el teléfono, pero Chuck contestó antes de que sonara.

-¿Quién es?- Preguntó el barbudo pelirrojo.

Al otro lado del teléfono se oyó a alguien que tragaba saliva y una respiración entrecortada que daba a entender que su intención iba a ser la de provocar el pánico pero que la sorpresa se la había llevado él.

-¡Esto no es posible!- Exclamó la voz- ¡Pero si no he llegado a marcar el número!

-¡Eso da igual! ¡Yo soy Chuck Norris! ¿Tú quién eres?

Al otro lado de la linea se produjo un largo silencio.

- Vas a sufrir la misma suerte que yo. -Dijo la voz.- En siete días morirás y yo descansaré de esta maldición. Tú la heredarás.

Antes de que acabara la frase el famoso actor y karateka ya estaba sujetando el hombro del llamador y diciéndole que se tranquilizara. El ente, se trataba de un espíritu, era el de la última persona muerta. La mujer había fallecido tres calles más arriba, dos horas antes. Siete días atrás recibió la misma llamada que estaba a punto de hacer. La llamada era a cobro revertido, algo que no se comunicaba al recibirse.

El pelirrojo le contó a la mujer que sabía de donde provenía la maldición, pero que para destruirla había tenido que esperar su llamada, anticipándose a ella. Incluso él, siendo quien era, no era infalible. Él solo era Chuck, no un ente paranormal.

La situación estaba de la siguiente manera. La espíritu debía llamar a un número secreto de los sótanos del Vaticano y ponerse en contacto con el origen del Mal, un sacerdote que vivía en la parte oculta de la ciudad Papal que en su momento objetó del voto de pobreza para vivir en la grandilocuencia de los bienes materiales. Al ponerse en contacto con él se rompería la maldición. Justo en ese momento, Norris se presentaría allí y hablaría con él pacíficamente, pues era un experto diplomático y negociador.

Cuando el actor y el cura estuvieron frente a frente, este último le confesó que hacía seis meses que dió la extremaunción a una persona que no había fallecido. Esto provocó que el hombre lo maldijera siendo el portador de la peste. Esta tragedia caería sobre su pueblo natal, que no era otro que la pequeña población que había sido noticia por semejante suceso. La cadena de muertes había sido cortada.

-Lo curioso es que yo ya vivía así antes de que empezara todo. Vivo rodeado de riqueza, algunos dicen que es mundano. Sigo haciendo bautizos y extremaunciones. La maldición no me afecta. Soy siervo de Dios y Él me proteja. ¡Alabado sea!

- Tal vez te lleves una pequeña sorpresa.

Cuando Chuck apartó la mirada de él, el sacerdote se vio en una barriada en la que reinaba la extrema pobreza. Estaba rodeado de asesinos, ladrones, violadores, pederastas y seropositivos que lo miraban con lujuria.



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