SOBRE LOS VERBOS POSESIVOS...

El ser nuestro,

lo que somos

y lo que creemos creer.

Más todo eso que ven

de nosotros

mientras somos.


Somos lo que ansiamos.

Incluso, sin llegar

a tenerlo.

Pues los deseos

nos hacen caminar

con tal de tenerlo.


Y no somos

nada nuestro.

Y es que con el poseer

los lazos se rompen,

los de apego

con corazón.


En el posesivo

está la atadura.

Los candados

de lo atado,

la fina locura

de este mundo cuerdo.


Lo tuyo, lo mío y lo de aquel.

La posesión

de las relaciones

en el mundo de lo personal.


Se camufla el verbo "poseer".

Somos del dominio 

de alguien más, por siempre. 

Poseemos a otras personas.


Se transforman,

inconscientemente,

en material

los lazos sangrantes.


Precio por la sangre,

por las almas

que le pertenecen 

a una Deidad.


Y todos poseemos a alguien.

Y también ocurre al revés.

Aunque el tiempo se parase

siempre poseeremos a alguien

que se poseyó alguna vez.


Poseer, poseer,...

todo pertenece,

y sin de nadie ser.

De nosotros mismos

no seremos


pues hacen ser

lo que quieren de ser

sobre el amanecer

en este círculo

que mecemos. 


Hacer que seas

lo que debes de ser

haciendo sus sueños

que sean nuestros

rociándolos

con un disfraz propio

que se va tornando en

tu esperanza. 


O eso dicen que será que es 

eso que te pertenece. 



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