SOLÍAN TILDARLE DE "RARITO"

Decían que tenía el corazón en un puño.

Otros que sobre el filo de una navaja.

Pero la realidad era que guardaba

con mucho mimo esa parte

por todo lo que una vez hubo sufrido.


Y no, nunca llegó a ser un caparazón

ya que, a veces, dejaba que el aire entrara.

Y es que, en el fondo, precisaba respirar

igual que las otras gentes.

No, no era que fuera diferente al mundo.


Sólo era que miraba distinto

o se fijaba en otros matices

a pesar que de "rarito" le tacharan.


Y sí, sentía igual que las otras personas

pese a que expresara diferente

o lo hiciera según sus principios.


Pero en el fondo, o todo el envase,

sólo era cuestión de protegerse.

Algo que solemos hacer todos,

aunque algunos ostenten una coraza.


O sea, que no era el extravagante

que podían alcanzar a tildarle.

Sólo era que contemplaba el mundo

mediante sus personales circunstancias. 



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