La historia del porro que se fumó sin darle importancia (XVIII)
"Vaya, tienes cosas curiosas, tiquismiquis. Pero esta me ha sorprendido. No lo esperaba". Lo dijo fijándose en la nueva forma de su barba. Le llamaba bastante la atención, sobre todo después de estar una semana fuera por motivos de trabajo. "No hubiera pensado que te diera por ir solo al cine". Él siguió haciéndose el porro como si la cosa no fuera con él. "¿Y no me vas a decir qué película fuiste a ver? Mira que puedo ser un poco puñetera y hacerte la vida imposible con tal de que espabiles de una vez". Levantó la mirada de la sopa que tenía en la mano y la miró directamente a los ojos. Parecía que Berta estaba de broma, pero cuando las hacía solían ser bastante retorcidas.
- ¿De verdad? ¿Qué adelantarías con ello? Anda que no habrá gente que se ha quedado a mitad de camino por esa manía de recrear la crudeza de la vida.
- Te harías más fuerte.
- En la vida habrá que aprender a serlo, pero el enseñar a ser fuerte sólo puede acabar en desastre. Sobre todo cuando se van montando los escenarios. Nada bueno puede salir de ello. ¡Qué manía en hacerla jodida con lo bonita que es!
- Bueno, podría volverte loco.
- Creo que inducir a la locura es un delito.
- Y moralmente reprochable. Pero no me cogerían. Haría que la gente de tu alrededor te dijera cosas en mi nombre y nunca te enterarías quién es. Digamos que ellos actuarían como si fuera yo.
- En esta vida hay que ir de cara. Y eso de tener mandados... ¡menudo acto de valentía por tu parte!
- Bueno, vale. ¿Qué película fuiste a ver? No, mejor dime cómo es que te dio por ir tú solito. Eso es algo que nunca me habría esperado de tí.
- Pues pasa que este también estaba fuera. Me puse a ver la cartelera y vi el título de la película. Me llamó la atención. Miré un par de críticas y compré la entrada.
- ¿En serio? ¡Menudo calentón!
- ¿Estás hablando de sexo?
- ¡Por supuesto que no!
- Me aburría. Dejémoslo así. Total, el «pimpollo» lo suele hacer bastantes veces. ¿Por qué no lo iba a poder hacer yo también? Pero el muy cabrón tenía esa manía escondida. No me lo dijo hasta hace un par de meses. Con la de aventuras que nos hemos echado.
- Vaya, qué interesante. Pero voy a volver a insistir ¿Qué película fuiste a ver?
- ¡Ah, coño! Que se me olvidaba. "La viajera". Es de un director surcoreano. Dame un momento porque no me acuerdo cómo se llama.
Procurando que no cayera la mezcla de tabaco y hachís miró su móvil. "Hong Sang-soo; Dios, qué difícil es memorizar el nombre. Por lo que me pareció ver era... espera... aquí está; es su película número 34, o por lo menos eso pone en la «wiki». Menuda fiera el tío. Además, ese mismo año estrenó otra más. O eso dice".
- ¿De qué año me estás hablando?
- 2024.
- Espera, me parece que en su momento leí algo sobre ella. ¿Es la que está protagonizada por una actriz francesa? ¿Cómo se llamaba?... Es rubia y delgadita... ¡Isabelle Huppert!
- ¡Sí! ¡Esa!
- Vale, la del poeta que murió en la cárcel...
- ¿Cómo sabes eso?
- Se me quedó grabado en su momento.
Agarró su móvil y comenzó a buscar algo mientras él seguía haciéndose el porro. Poco tardó en encontrar lo que buscaba. "Escucha: «las flores se abren, los pájaros vuelan, pasa una chica, sopla el viento». ¿Esto aparecía en la película? Es de «20 Minutos»... y el poeta era... Yun Dong-ju. Tenía 27 años cuando murió. Vaya, parece que en ese Club también ingresa gente que no fuera músico".
- Sí, será él. Aparece un monolito en su honor y un cartel. En cuál de los dos se recita ese poema no te lo sabría decir, pero es bastante emotivo. Sobre todo cuando uno de los protagonistas se inclina ante el bloque de piedra. Y es muy bonito cuando Iris recita en francés.
- ¿Quién?
- ¿Eh? Ah, espera que me acuerde del nombre de la actriz... Isabelle.
- Vaya, te vas a volver un cinéfilo. Nada más y nada menos que cine coreano.
- Ya, nunca había oído hablar del director. Dicen que es cine de autor. Me pareció una película muy simple. Pero cargada de significado.
- Explícate...
- Imagina... Es una historia que, a primera vista, no dice nada... Sólo sería el día a de una persona. Con sus idas y venidas. Nada más. Imagina que hicieran una película con tu día. ¿Qué mostraría? Lo cotidiano, lo trivial. La forma es que te cansas, te ríes, desesperas, sueñas, lloras, duermes, consuelas y te consuelan... No diría nada trascendental. Pero es trascendental porque es lo que mueve el mundo. La vida de una persona anónima. La suma de todos. Sus interacciones. Lo que originan en la vida de esas personas y en otras. No dice nada, pero lo dice todo...
- Creo que deberías de fumar menos...
- Pero si ni lo he empezado. Ni siquiera me has dejado antes. Me has agarrado y hemos empezado a follar como animales.
- Vale, vale... ¿Vas a seguir contándome cosas de la película?
Cogiendo un poco de aire, fue a encenderse el porro. "¿Puedo?", le preguntó con sarcasmo. "Sí, adelante". Le dio fuego y aspiró profundamente la primera calada. "¿Tienes alguna idea más sobre cómo me harías la puñeta?". Aquello la sorprendió. "¿A qué te refieres?", le preguntó al fin. "A lo de hacerme la vida imposible", comentó mientras aspiraba nuevamente.
- ¡Ah, eso! Pues con mis influencias haría que nunca pudieras salir de aquí. Haría correr el boca a boca y lograría que nunca fueses a otro lugar. Ni de visita. Si quisieras vivir en otro sitio haría que te fuera imposible. Estarías toda la vida aquí sumergiéndote en la amargura. Todo al margen de la ley y con lo amoral de protagonista.
- ¿Cómo? ¿Y qué pasa con la libertad de movimiento?
- Daría igual. Las leyes no contarían. No podrías dar ni un solo paso sin que me enterase. Sería informada hasta del más mínimo pedo que te tiraras.
- Oye, a ver si eso va a ser un secuestro...
- ¿Secuestro? ¿Nunca has oído que con seis contactos puedes tener todos los que necesites? Es más, un día que estés en una estación de tren te sacaré una foto y haré que circule para que todos te conociesen. No podrías dar ni un solo movimiento sin mi permiso. Estarías completamente controlado.
- ¿Estás segura de que eso no sería un delito?
- ¿Delito? Con la complicidad de todos no existiría porque todos estarían metidos en el saco. La llevarías cruda, chaval. Es más, me encargaría de que fracasaras en todo lo que intentaras. Y ni siquiera te darías cuenta de quién está detrás de ello. No me volverías a ver en la vida. Ni siquiera me olerías.
- Joder, pues sí que eres maquiavélica.
- Tranquilo, si haces todo lo que te mandé nada de eso pasará. Sólo has de serme sumiso y obediente.
- No te pases.
- Vale, vale, ¿vas a contarme más cosas de la película?
Se quedó pensando. "No sé si te lo mereces, pero déjame fumar esto mientras me hago un pequeño croquis". Berta se rió. "Te doy todo el tiempo que necesites".
- Bien, pero voy a ir beber agua. ¿Quieres?
- Si no te importa traerme la botella que está en la nevera...
Se levantó de la cama y fue a la cocina mientras contoneaba su culo desnudo. "¿Te gusta lo que ves?", le dijo mientras iba. "Está un poco más blanco de lo que suele ponerme, pero no está nada mal".
Al volver le dio la botella de plástico. Berta quitó el tapón y bebió a morro. El porro se había apagado. "Ya lo fumaré después".
- ¿Vas a contarme más de la película?
- ¿Qué pedirías con tal de que no me hicieras la vida imposible?
- Todo lo material que posees.
- Pues la llevas clara. Sólo tengo este pedazo de carne y tampoco ahí mucha en ella, que digamos.
- Bueno, me tendré que conformar. ¿Me vas a contar más o no?
- Sí, ahora voy... ¿Por dónde empiezo? Vale, ya sé. Hemos quedado en que la protagonista es Iris, ¿no?
- Sí.
- Pues... a ver cómo te lo explico... es como si sólo fuese un hilo conductor. Me refiero a su vida allí y lo que hace con tal de ganarse la vida. Se profundiza más en las circunstancias de los personajes secundarios que en la de ella. Nunca sabrás por qué está allí ni qué es lo que le ha empujado hasta ahí. Es como si todo se centrara en lo que hay alrededor de ella. Cuando la veas descubrirás más sobre los otros que sobre ella. Y te quedará la duda de si es una frívola, una nihilista, una hippy, una estafadora, alguien con buen corazón o una simple manipuladora... Y todas estas dudas aumentarán al final. Llegarás a preguntarte si su aparente alcoholismo ya venía de antes o es la herramienta que usa en ese momento... Es que no quiero hacer ningún espóiler.
- Vaya...
- Y otra cosa más... Está hecha de una forma tan sencilla que, a veces, da la sensación de que es chapucera. A la película me refiero. Son planos tan simples, tan amplios... Incluso llega a parecer que en algunas escenas la cámara llega a temblar. Pero... pero al mismo tiempo es todo muy poético, sobre todo por la iluminación. O por pequeños detalles como cuando mete los pies en un riachuelo o se queda dormida al lado de una cascada... es muy natural... y la naturaleza está siempre presente... o por lo menos intenta estarlo incluso en la zonas urbanas...
En ese instante, volvió a coger un poco de aire y encendio el tema. "Te toca, ¿qué más harías?".
- ¿Te refieres a lo de hacerte la vida imposible?
- Sí.
- Pues metería un virus en tu ordenador. Con él podría controlar todo lo que escribieras. Sabría lo que plasmas, incluso, antes de que lo publicases o que lo tuvieras acabado. Incluso te cambiaría cosas, haría que tuvieras faltas ortográficas, retocaría frases con tal de que no pudieran entenderse... Hasta lo haría después de que lo publicases... Distribuiría tu producción y todo Dios la conocería, pero no verías ni un duro por ella. Ni siquiera sabrías que la gente te lee. Imagínate el provecho que sacaría de tus comentarios en Redes Sociales. Lo mejor sería que ni lo intentaras. Ni que se te ocurriera volver a intentarlo.
- Vamos, que te dedicarías a institucionalizar la censura.
- Sí, la previa y la que es a posteriori. Pero sería por un buen motivo.
- ¿Cuál?
- Que al final hicieras todo lo que te digo. Que a todo me contestaras que sí; incluso si fuera en contra de tus intereses. Y si esto no fuera suficiente, si no dieras tu brazo a torcer, mandaría mercenarios que no cobrarían nada con tal de amargarte la existencia. Lo harían por puro placer. Y, al final, conseguiría que cualquier sitio al que fueras se convirtiera en un infierno. Sería tal la presión que no volverías a aquellos lugares. En conclusión, el sitio en el que querría que estés te parecerá un Paraíso que poco a poco irá tornándose un infierno. Ah, y por si fuera poco, si te pones cabezón y no puedo contigo, haré lo mismo con los que quieres hasta que claudiques. Si hace falta te dejaría tan apartado que cuando estés a mi lado soltarás todo por arte de magia. Sería muy sencillo. Sólo tendría que chasquear los dedos.
- Madre de Dios. ¿Qué tendría que hacer para tener que padecer todo eso?
- No lo sé. Ya veremos. No te enterarías cuando empezase. Y cuando acabe... tampoco.
- ¿Tengo que tenerte miedo?
- No, sólo tienes que contarme algo más de la película.
- Bueno, pero sólo será sobre Iris. Luego iremos a dormir. Estoy que me caigo de sueño.
- Estás hecho un flojo.
- Pues hace un momento no decías lo mismo.
- Esas eran otras circunstancias. Ahora lo que toca. La película, anda...
- Bien, entonces te contaré algo que me llamó mucho la atención sobre Iris. Es su capacidad de gestualización. Pero sólo te nombraré una escena. Esta sucede en el rellano del edificio en el que vive, justo al lado de la puerta. Al otro lado, no te voy a decir el porqué, están cocinando. Justa antes de llamar percibe el olor de la comida. Se queda parada sin saber qué hacer. Pero va hacia ella y empieza a oler el ambiente. Imagínate lo bien que tenía que oler, o lo muerta de hambre que estaba, que abre la boca y comienza a masticar el aire. Como si la estuviera saboreando. Como si la boca se le estuviera haciendo agua. Esa escena es increíble. Es la fragilidad e indefensión absoluta personificada en ¿menos de dos minutos? Es increíble.
Berta le miró a los ojos. "Por ahora vas a tener suerte. Voy a dejar que seas libre. Creo que te lo has ganado".
- ¿Sí? ¿Entonces nos vamos a dormir?
- Sí, creo que va siendo hora. Pero tienes que hacerme un pequeño favor.
- ¿Cuál?
- Que vuelvas a usar esa lengua con la que hablas tan bien. Quiero sentir su habilidad.
- ¿Dónde?
- Donde quieras llegar.
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