EL PINTAR DE LA VIDA
Mira las aguas habidas en un lago calmo.
Imagina cómo sería estar en él nadando.
Y desde su fuero interno dice:
"Yo soy quien pinta mi vida,
aunque en ella haya cenizas".
Admira los árboles de los bosques profundos.
Disfruta su tacto al estar imaginándolos.
Desde su corazón esto late:
"Yo no pintaré sus vidas,
aunque en ella haya cenizas".
La luz del sol baña su piel,
recorriéndola siente su calor:
"Yo soy quien pinta mi vida".
Aunque en ella haya cenizas
al igual que el transcurrir del tiempo:
"Son restos de la dulce miel".
Y de las hojas perennes
que van cruzándose en su camino:
"Es el beber agua fresca".
"Yo soy quien pinta mi vida
sin tener que mostrarla en los cuadros",
comenta al estar delante de uno
en el que plasmaron un paisaje.
"Aunque en ella haya cenizas
puedo ver las flores germinando",
pensaba al ver un jardín florido
lleno de infinidad de matices.
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