SI ME LO PEDISTE TE LO CONCEDÍ; Y SI NO, TAMBIÉN
Me pediste un texto de amor.
Uno de los románticos, que le dicen.
Pero de esos quedan pocos,
por lo menos es eso lo que se dice.
Aunque lo que no está claro
es si se refieren a la misma gente
o al pobre y tímido verso
que entre las páginas suele estremecerse.
Te concedí un texto de amor
con el propósito de que lo guardases.
Aunque, si quieres, dale eco
para que pueda rebotar en paredes.
Puede que me pidieras un texto de amor,
aunque quizás se tratara de otra cosa...
sólo sé que me dio por ahí.
Y que me dio por escribir
cualquier cosa sin sentido.
Aunque quizás lo tuviera.
Aunque quizás se sintiera.
Quizás no fuera del amor
lo que me dio por escribir.
Sólo sé que me dio por ahí
como cuando se suceden las extrañas
vivencias que carecen de una explicación.
Sólo sé que me dio por escribir
sin alcanzar a saber el porqué
de su fundamento.
O cada motivo
que me hizo estar delante de un papel
sobre el que me daría por escribir.
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