TRATÓ DE FRENAR DE LA FLOR SU CRECER

Le cortó los pétalos a la flor

al intentar que no floreciese.

Pero esta creció con fuerza,

más de la que imaginaba.

No comprendía el porqué de la razón,

así que los cercenaría otra vez.

Pero volvió con más fuerza

a resurgir en sus formas.

Cada vez que los cortaba

eran más cálidos sus colores;

y su fragancia de la luz un destello.

Cada uno de sus matices

parecían abrigar

más que los mismos abrigos

que se van sacando en los inviernos.

Se sentía más impotente

a cada intentona

que se le quedaba en saco roto

o en lo más profundo de algún pozo.

Sentía su transformar en un desquiciado

ser envuelto por la incertidumbre;

por la fiel desesperanza.

Y veía cómo la flor volvía a crecer,

cada vez más fuerte y vigorosa.

Bramaba, rugía y rabiaba

cuando la impotencia

cubría cada poro de su cuerpo.

Bramaba, rugía y rabiaba

desde la impotencia 

que suele detener todo el cuerpo. 

Y es que era más fuerte y vigorosa

la flor al tratarla de detener. 

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