Unos pequeños tragos bajo la lluvia de la tormenta

25/V/2020


Momos del Valle (Youtube)

Habían dado tormenta en aquella tarde. Y parecía que así también lo presagiaba el ambiente que se respiraba. Durante todo el día habían sufrido un calor sofocante que casi alcanzó los cuarenta grados en los termómetros. Incluso, a partir de las primeras horas de la mañana el asfixiante aire se sintió en aquel lugar. El sudor le empapaba desde el momento en que se levantó a pesar de haberse dado una ducha fría que de nada le sirvió.

Toda aquella jornada había estado ingiriendo cerveza fría para poder calmar su acalorado cuerpo. Además, las acompañaba con todo tipo de variados tentempiés para poder hacer algo de colchón hasta la hora de la comida y no desfallecer por el exceso de alcohol. De todas formas, pensaba, con lo que había estado sudando iba expulsándolo y no notaba las efectos secundarios de su ingesta. Aunque la voz iba volviéndosele cada vez más pastosa.

En aquel instante estaba sentado en la terraza de un pequeño bar mientras bebía la enésima cerveza. Estaba congelada y servida en una jarra de cerámica que lograba conservar la temperatura. Unas aceitunas le servían de aperitivo. Cogió un cigarrillo del paquete de tabaco que tenía guardado en la bandolera que llevaba sus "instrumentos de supervivencia". Así los llamaba él.

Se llevó el cigarro a la boca y buscó el encendedor. No lo encontró por ninguno de los bolsillos que tenían sus pantalones de verano ni su camisa de manga corta. Tampoco estaba en el pequeño habitáculo hacia esos menesteres que tenía la gorra que llevaba. Sobre la mesa tampoco se hallaba.

"Vaya -pensó-, parece que empiezo a estar un poco afectado". Cogió la bandolera y dejó caer todo lo que allí había sobre la mesa. Llaves, movil, el paquete de tabaco, un par de bolígrafos y una pequeña agenda; cartera con dinero y varias monedas sueltas. Eso era todo lo que guardaba. El pequeño mechero negro recargable también apareció. Lo cogió y volvió a meter todo lo demás en su interior.

El cigarrillo lo tenía en su oreja izquierda, por lo que lo agarró y se lo llevó a la boca. Lo encendió y aspiró el humo de forma lenta, dejando todo el contenido en el interior de sus pulmones. A lo lejos se veían unos nubarrones negros acercándose lentamente, pero con la dirección prefijada en aquel lugar. Acometió con su labor y dio otra calada después de expulsar el humo mientras construía círculos con él. Se le escapó una pequeña carcajada. Se acababa de acordar de Gandalf haciendo anillos en la primera parte de "El Señor de los Anillos".

Le quedaba más de media cerveza. La acabó de un solo trago y comió un par de aceitunas. Mientras daba otra calada empezó a llover. Arrancó a hacerlo poco a poco, pero con fuerza. Aquellas gruesas gotas de lluvia apagaron rápido el cigarro y lo empaparon completamente haciendo que cediera, que se partiera debido al peso que había adquirido debido a ellas.

Entonces comenzó a jarrear con fuerza. También soplaba el viento, y lo hacía con rapidez. Se reclinó sobre la silla en la que estaba sentado para poder sentir el contacto de la lluvia sobre su cuerpo. En menos de medio minuto lo tenía empapado, de pies a cabeza. Abrió sus brazos de par en par dando la bienvenida a aquel momento. Todo su cuerpo pareció reaccionar de forma gratificante. Parecía que despertaba con cada segundo.

Se quitó la gorra y pasó las manos por la cabeza para después volvérsela a poner. Se reclinó y agarró una botella de ron que tenía debajo de la silla. Trastabilló un poco, pero consiguió cogerla. La abrió y le dio un trago. La bebida le calentó todo el cuerpo. Respiró profundamente y volvió a darle otro gran sorbo. En ese momento, al volver a beber de la botella, sintió un escalofrío que le recorrió toda su anatomía.

Pero no le importó. Aquel era el momento que había estado ansiando durante todo el día. Ya estando relajado por completo pudo disfrutar de aquella tormenta mientras degustaba aquella bebida. ¿Cómo llegaría a casa? Ni siquiera se lo había planteado, pero por ahora gozaría con aquella inolvidable experiencia.

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