La historia del porro que se fumó sin darle importancia (V)


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- Chicos, la película ha acabado. Van a cerrar. Tenemos que irnos.

Se despertaron de un salto. Ninguno de los dos sabía qué estaban haciendo allí. Pero poco a poco el efecto del hachís se disipó y se dieron cuenta que se habían dormido. Sería al principio de la película. Y "Candilejas" duraba casi dos horas y media. Se miraron desconcertados.

- Vamos, hay un bar cerca de aquí. Os invito a un café. Os vendrá bien.

Era la misma persona con la que se cruzaron en el parque. Aquella que les dijo que el aforo de la exposición de cuadros estaba completo. "¿Qué hacía ahi?". Les volvió a sonreír. "Chavales, que yo también tengo derecho a disfrutar después del trabajo. Además, ya sois bastante mayorcitos como para quedaros dormidos viendo semejante obra maestra".

¿Obra maestra? Podría ser, pero si no hubiera sido por ella ni siquiera se les habría ocurrido ir a verla. Además, ahora sentían la necesidad de comer algo. Sufrían de un pajarón enorme. Y tenían la sensación de que aquel día sin sentido iba cobrando más fuerza aún. ¿Pero no habían quedado por ello? ¿Por pasar una jornada que fuera tan ridícula que estuviera carente de todo significado? Se miraron y pareció que habíanse leído las mentes. Aceptaron la invitación.

Nada más de salir del edificio la mujer se encendió un cigarrillo. "Me llamó Berta, y creo que, por ahora, no deberías fumar más canutos. Tenéis un careto lamentable. Vamos, insisto, os invito al café". Fueron detrás de ella en un completo silencio. Tras andar unos 200 metros cruzaron a la derecha hacia la acera de enfrente. 10 metros después, y dejando a ese mismo costado el último puente que anteriormente habían cruzado, atravesaron el paso de cebra y se dirigieron al bar que allí había. Tenía una pequeña terraza y aquella mujer les indicó que se sentarán.

- ¿Qué queréis?

Todavía estaban atónitos por la situación. "Tranquilos, no os voy a morder". Le pidieron dos cafés con leche. "Bien, eso está bien. A ver si se os pasa la caraja que lleváis". Sonrió. Era contagiosa. Y al final, los tres se rieron. "Dadme un momento, voy a pedírselo al camarero". Entró al interior del local y apenas dos minutos después salió. "Enseguida nos lo trae".

El camarero, visiblemente cansado por la jornada, llegó con una bandeja. Ella había pedido un solo, y una copa de whisky. Cuando el muchacho volvió dentro les volvió a observar y encendió otro cigarrillo. "No me miréis así. No me digáis que nunca habéis visto a una mujer bebiendo uno de estos. Suelo venir bastante por aquí, sobre todo a la salida del trabajo. Y justo hoy han abierto esta botella. Me ha dicho que ha sido específicamente para mí. Será que les caigo bien". Le dio un trago a la bebida y después otro al café.

- Algo me dice que llegasteis por casualidad. Que vuestra intención era pasar un día sin hacer nada y que llegasteis allí porque no teníais nada que hacer. ¿Me equivocó?

- Más o menos sería así. Habíamos quedado en un bar que está al final de este lado del paseo. Vivo cerca de aquí y me había fijado en la exposición. Pero no teníamos nada planeado. Es más, posiblemente hubiéramos acabado en alguno de los bancos si no me hubiera dado cuenta de ello.

- Ya. Sois unos aventureros. Y se os hace raro estar hablando con una persona de mi edad. Es una pena que no vierais la película. Hubiera sido interesante saber vuestras opiniones.

- Pues no lo sé. No vemos mucho cine. No creo que nuestras conclusiones fueran importantes. Además, posiblemente ni la entenderíamos. Somos más de cine comercial.

- Ya veo. ¿Y tú? ¿No vas a decir nada? Estás muy callado.

La analizó con atención. Prácticamente no apartaba la mirada de ella.

- No tengo nada que decir. Aunque esta situación me parece bastante extraña. Estoy por hacerme un porro y pedirte que nos hables de ti. Más que nada por hacerme una idea de a quién tengo delante.

Acabó de trago el café y dio otro sorbo al whisky. "Esto es gloria bendita". Acariciando el borde del vaso dio una nueva calada al cigarrillo. "No te cortes; hazlo sin ningún reparo", le dijo el chaval.

- ¿Y por qué tengo que hablaros de mi? No os lo toméis a mal, pero sería que fuera mejor al revés. No sé por qué. Pero vuestro día sería un muy buen tema para un libro. Uno de esos que van uniendo situaciones inconexas y da como resultado un montón de hojas encuadernadas que no tienen ningún sentido.

Dejó un momento de liar el porro que acababa de empezar a hacer.

- ¿Acaso tu día tiene sentido? Te levantas, vas a trabajar, vuelves a casa a comer y regresas. Al acabar vas a ver una película y terminas tomándote un Jack Daniels con dos chavales que habías visto un par de veces y a los que recomendaste verla porque parecía que estaban perdidos. Tal y como has dicho, no te lo tomes a mal, pero me atrevo a decir que ese montón de hojas inconexas es el reflejo del día de los tres. Y por lo que fuera han acabado juntándose en un capítulo. Habrá que esperar a ver si es un hecho puntual o algo importante en la trama.

Se reclinó un poco hacia atrás mientras se apoyaba en el respaldo de la banqueta y daba otro sorbo a la bebida. "Vaya, tienes una labia impresionante. ¿Nunca has pensado en escribir una novela? Algo me dice que lo harías bastante bien. Que tenga éxito o no es otra cosa, pero tiene pinta de que sería más que interesante".

Finalmente, el otro alcanzó a decir algo. "¿Esto va en serio? ¿A qué viene tanta tirantez cuando apenas os habéis acabado de conocer?". La mujer suspiró. "Se trata de un juego; y parece que no lo has comprendido. Anda, dale una calada".

- No, hace tiempo que no pienso en ello. De hecho, lo escribo. ¿Acaso quieres que te pase algunos de mis textos? No tienen la calidad suficiente para ser publicados, pero si quieres te puedo pasar alguno. Aunque antes veré la película y te diré lo que opino de ella. Digámoslo de la siguiente forma: es una especie de "quid pro quo" que tendrá al fumado que tenemos al lado de testigo.

- Bien, la oferta es aceptable. ¿Pero cómo os llamáis? Si vamos a hacer el trato deberíamos empezar a cumplir formalidades. Todavía no os habéis presentado.

Casi se le atraganta la calada que estaba dando. "Él Ernesto y yo Eder", le contestó todavía sin comprender lo que estaba pasando.

- Perfecto. ¿Me podrías traer uno mañana? Ya sabes la hora a la que salgo de trabajar. Simplemente me lo dejas y tomamos algo.

- ¿Alguna temática en concreto?

- No, eso da lo mismo. Con que me des un par de días para leerlo y asimilarlo bastaría.

- Estamos a martes. Te lo llevaré el jueves. Antes tengo que ver la película. Eso forma parte del acuerdo.

- Sí, así es.

Le dio un trago al whisky y lo acabó. "Las vistas desde aquí son maravillosas", dijo mientras oteaba el núcleo urbano de esa zona del municipio. "Una concatenación de sinsentidos ¡Qué maravilla de descripción!". Durante un minuto estuvo en completo silencio mientras Ernesto recibía el porro.

- Creo que va siendo hora de que me vaya a casa. Ha sido un placer muchachos. El jueves nos vemos. Hay que acabar este día de sinsentidos continuos.

Se despidió de ellos y la vieron atravesar el puente. No dijeron nada durante un rato.

- ¿Qué vas a hacer?

- Pues estaba pensando en ir también a casa, cenar e irme a la cama.

- Me refiero a ella. ¿Vas a ir?

- ¿Y por qué no? El ver la película no es mala idea. Hace tiempo que quería hacerlo, pero como somos unos puñeteros morados he desaprovechado la oportunidad. Además, parece que tiene una conversación bastante interesante.

- No sabía que te gustara ese tipo de cine.

- ¡Ay¡ ¡Habrá tantas cosas que desconozcamos el uno del otro! Incluso de nosotros mismos...

- Entonces qué... ¿Nos vamos y quedamos otro día?

- Sí, ¿Por qué no? Ya va siendo hora de que hagamos algo de provecho. Por hoy ya hemos tenido suficiente.

Se rieron a carcajadas. Tras levantarse y llevar los trastos a la barra se despidieron. Cada uno de ellos en una dirección. Cada uno de ellos al destino que tenían fijado al final de su jornada. Una jornada que habia sido un sinsentido repleta de estos y en la cual la mayoría de sus reservas de avituallamiento no habían sido consumidas. Después harían buen uso de ellas. El pajarón sería considerable.









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