La forma en que se forjó la leyenda del marinero

08/VII/2020



La historia del viejo marinero comenzó siendo relatada de forma oral. Contaban que, desde una roca al borde de un precipicio en la cual se sentaba, gastaba las horas mirando la mar en la que había pasado tantos años.

Con el paso del tiempo sería detallada mediante poemas leídos en voz alta. Después fue acompañada con la dulce y triste melodía de una pequeña guitarra que parecía haber tenido una cuerda menos.

Habiéndose retirado a descansar en la pequeña casita que había heredado de sus padres, se dedicó a trabajar una diminuta huerta que había justo detrás de su hogar. A pasear por el bosque colindante a su pueblo. A leer lo que no había podido en sus días de arduo trabajo.

A veces se acercaba a las dos pequeñas tabernas que tenía el pueblo; normalmente los viernes y sábados. Y se emborrachaba como si a la mañana siguiente se fuera a acabar el mundo. A pesar de las enormes merluzas nunca se metió en ningún lío. Tampoco dejó que le mezclaran en ninguno.

Cuando esto pasaba... el silencio se apoderaba de la zona en la que vivía. Dormitaba hasta el mediodía y proseguía sus quehaceres diarios como si no hubiera pasado nada. En aquellas fechas solía acostarse un poco más temprano, tal vez para poder mitigar el estado de su cuerpo tras las andanzas de las horas anteriores.

Sólo iba a misa en contadas ocasiones. En los momentos en los que se celebraba alguna ceremonia por la cual rendían honores a alguien que hubiera partido. Ante esto, un día el cura fue a hablar con él. Se ignora sobre qué hablaron, pero continuó con su vida igual que antes de la visita.

Su trayecto continuó hasta el momento de su adios en una tarde de abril con el cielo despejado y las incipientes flores de la zona en flor. El pueblo celebró una misa en homenaje. Sin ostentación y sin hablar sobre su marcha. Él lo hubiera querido así. Lo único que salió de lo acostumbrado fue la lectura de un soneto que relataba su trayecto y dejaba entrever la personalidad del viejo marinero.

La historia sobre él comenzó a circular poco a poco. También la del banco de piedra que construyeron en el lugar donde pasaba horas mirando la mar. Un nuevo poema vio la luz a partir de la historia que relataba sobre su persona y, finalmente, se compuso aquella canción que por primera vez fue interpretada en las fiestas de la pequeña localidad.

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