DESDE UNA HOJA EN BLANCO
06/II/2021
Una hoja de papel blanca,
un sencillo folio,
en el centro de una mesa
parece no tener importancia,
pero puede representar el reflejo
de algo que resulta vital;
quizás para esa persona
que está mirándolo
con ojos curiosos
mientras piensa
lo que debería de significar.
Tal vez en algo distinto
medita mientras estira
su mano con propósito
de alcanzar su tacto,
fino y suave, y a la vez
coge aire profundamente
y se reclina sobre la silla
al enlazar sus dos manos en la nuca.
El techo mira con calma
al estar inmerso
en la duda que le asalta
sobre si podría ser coincidencia
que lo hubiera dejado allí a propósito,
aunque tal vez lo dejara
en mitad de la desidia
al no recordarlo
estando aguardando
que lo vieran
y al fin se percataran de su presencia.
Entonces le asalta un mareo
mediante el cual tambaleará
casi cayéndose al suelo,
un pequeño susto
que le recuerda que
llegó la hora de tomarse
la seca granola con receta
con la que los mayores males evita.
Se dirige a la cocina
con escalofríos
y un vil sudor que traspasa
todas las diminutas células
de cada rincón de su renqueante cuerpo.
Ahí se sirve un vaso de agua
con el que habrá de acompañar
el medicamento
que tragará ansioso,
y con fuerza,
y luego ansiosamente suspirar.
Al marchar al escritorio
contempla de nuevo la hoja,
su postura se ha quedado
en todo momento.
La acaricia otra vez
mientras de nuevo su mente
parece que recobra la calma
y se va fundiendo con todas sus ideas.
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