Koreander, Fantasía y los Tiempos Modernos
05/II/2020
El señor Koreander estaba sentado en su viejo sillón mientras fumaba en pipa. Aquel olor, dulce y agrio al mismo tiempo, inundaba la sala de estar mientras se mezclaba con el que desprendían las hojas y tapas de todos los libros que guardaba. Estaban por toda la estancia. Y no solo en enormes estanterías de madera que iban de extremo a extremo de tres paredes mientras tenían cuatro pisos de altura. También se ubicaban apilados en la enorme mesa que allí había, además de las enormes montañas que casi llegaban hasta el techo.
El antiguo, y desgastado, sillón miraba una ventana que dejaba entrar la luz. Una vieja cortina, antaño blanca pero transformada en beige, impedía que se viera lo que había dentro. Y el mueble de un cuero dejaba contemplar nítidamente el paso del tiempo. Era enorme. Seguía creciendo medio metro sobre la cabeza del librero cuando este se sentaba en él. Allí pasaba horas enteras devorando libros y observando lo que acontecía en el mundo de Fantasía. El Reino de la Hija de la Luna parecía floreciente a pesar de los días que corrían.
Hacía tiempo que había cerrado la librería. La sociedad mucho había cambiado desde que él mismo bautizara a la monarca con el título de Emperatriz Infantil. Treinta años desde que Bastian la rebautizara. La Nada, muy a su pesar, siempre estaba acechando. La modernidad trajo consigo la tecnología de los ordenadores al mundo de la lectura. Él se había negado a acogerlo entre sus brazos, pero Bastian sí lo hizo. Uno prefería la magia que irradiaban las formas antiguas. El otro mantenía una correlación entre las dos formas.
Asimismo, estos dos universos se reflejaron en aquellas fantásticas tierras. Sus lugares fueron modernizándose y adaptando las características del Mundo Real. Se complementaron y parecían convivir en armonía. Pero de una temporada atrás parecía que algo no iba bien. Las dos realidades comenzaban a aislarse una de la otra. Nuevos fantasmas aparecían en forma de Virus Informático. Gmork había sido visto luchando con estos. Parecía que La Nada estaba decidiendo, o probando, que forma le convenía más, la antigua o la moderna. Tal vez de aquella lucha no saliera ningún vencedor, sino que obtuviera un nuevo molde.
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