AQUELLOS RAYOS DEL SOL

Sus rayos alcanzaban toda la Tierra.

Se alzaban alrededor de verdes bosques

y cruzaban los desiertos

a lo largo de su extensión.


A las noches rozaban otras comarcas.

Les comentaba que no se impacientasen,

pues era parte de un ciclo

que guardaba su sentido.


Solía saludarse con la Luna

cada vez que pasaba a su lado.


Entonces solían hablar un poco;

podían hacerlo de lo más trivial,

pero también de cosas más importantes.


Se despedían entonces con furor;

entonces le daba por recordar

las veces que resultaron ser eclipse.


Eran, entonces, una gran alma

con el que purificar el mundo. 


Sus rayos alcanzaban toda la Tierra

impregnándola de calor.

Hasta las sombras de los árboles

los saludaban al acercarse.


Sus rayos alcanzaban toda la Tierra

impregnándola de pasión.

Hasta con el frío solía mezclarse

en el ciclo que no se detiene.


Y sus rayos abrigaban todo

como una manta que del frió nos protege.


Y sus rayos abrigaban todo

como una casa que del frió nos preserve.


Y sus rayos abrigaban todo

como una brasa que en el frío nos despierte.





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