SI ME DIERA POR FILOSOFAR

Quizás debiera escribir hacia el amor.

O invertir esos instantes

en algo que otros consideraran

mucho más interesante

debido a que llegaría a tener más valor.

¿Pero valor de qué?

Lo más importante de esta vida

no se compra con dinero,

aunque más de uno se empeñe

en concedérselo

con tal de encontrarle

utilidad.

Vaya cosa,

menudos valores

les van gobernado

cuando, además, nos pretenden

inculcar eso mismito

a modo de normas en el día a día.

Pero, porque sí, lo dejaré de lado.

Ya habrá tiempo de hablar sobre el

amor y las almas consumistas. 

Versemos sobre el paisaje

o de la Luna en lo alto del firmamento.

Quizás de los martes.

Mejor será hablarle al viento

sobre las flores que suele portar

casi sin otorgarle importancia 

al viajar por continentes.

Sobre lo que ha podido ver,

quizás escuchado en algún lugar

reconocido por fotografías 

que llegan a nuestras manos.

Pero el cuero negro

resulta algo sugerente;

será su sonido con sus formas.

Incluso el aroma

mezclado con el perfume

de mujer cuando se quiere

por quién es y no el qué dirán.

Algo que resulta

también común en los hombres

cuando evitan los cánones

de ser el machito del bar.

Pero hablemos de alguna otra cosa,

mejor que sean estériles

y sin su sentido.

Pero entramos en la filosofía

cuando sus serpenteantes senderos

tienden a hacer acto de presencia

siendo sus pendientes

algo inaccesible

al común de los que no son doctos.

Pero cambiemos de tema;

a otra cosa, mariposa.

Fijémonos en las mareas,

en la fuerza de las aguas. 

En su romper a lo largo del día.

En el crear de la arena y sus granos.

En lo que resulta ser su esencia 

en todas sus partes

que se nos presenten

sin que apenas las comprendiéramos.

Y sin pretenderlo

habremos hecho un ejercicio de filosofía;

aunque sea barata, sin sentido,

completamente alejada

de lo que es lo diario

y para muchos exasperante.

Pero ya es un hecho,

quedó reflejada sin la menor importancia

y sin atractivo para aquellos 

que no le verán belleza...

aunque este tampoco

la ve siendo su mismo escribiente.

clarin.com