CUANDO HACEN DISFRUTAR DEL SILENCIO
Olvidados;
desperdigados sus corazones
en medio de las corrientes de las aguas.
A la deriva; sin rescoldo de barcas
que sobre el agua cobijo les den.
Silenciados.
Puede que maldigan la escritura,
el día en que su idea expresaron
con el peligro de la guillotina en ciernes.
Van como las sardinas en lata
voluntarios y exiliados,
aunque son el mismo grupo
ante la voluntad obligada.
"Ahora disfrutaréis del silencio",
les dijeron al embarcar
mientras les hacían recordar
todo el ruido que habían "provocado".
Pero algunos comentan que lo volverían a hacer,
que no importa lo sufrido
si otros más vuelven a abrir la lata.
Entonces alcanzarán a coger aire
en la inmensa plenitud del vacío.
Consiguen oír las voces de otros más
que vivieron su misma situación
siendo estas en los mismos lugares
o los que soñaron con conocer.
Estas dulcemente les susurran
que su canto perdura en el eco
que en las distancias va expandiéndose
rebotando en muros y paredes.
Que va extendiéndose poco a poco
pese a cada intento en el que mutilarle.
Vieron con nitidez
por qué habrá que pensar
bien lo que se va a comentar al momento
de ir contra el discurso oficial.
Lo volverían a hacer,
aunque sea una vez más,
con tal de que no reinaran los silencios
en sus verdades impuestas.
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