ESCULPE LA LUZ
Duerme. Descansa. No pierdas la luz.
Esa misma que reluce en tu mirada,
la que le da color a tu rostro.
La misma que suele encumbrar tu sonrisa.
Recuerda que tú esculpes esa luz
con una especial arcilla que atesoras
en el calor que emana tu interior.
Que sólo tú eres capaz de darle forma.
Si te invade la desesperanza...
arrincónala, déjala a un lado
por basto que sea el esfuerzo que te cueste.
Sé que te costará, y que rabiarás,
pero valdrá la pena el esfuerzo.
Sobre todo cuando te liberes
y dejes atrás esos amarres.
Así que disfruta, y también baila.
Y si la intimidad de tu cuarto
resulta un lugar que te protege...
pues aprovéchalo, no te cortes.
Aprovecha, ve abonando cada valle
que imagines que habrá en tu camino.
Ve dejando en ellos tu fantasía.
Ve dejando parte de tu luz en ellos.
Y también en aquellos que vendrán.
Así que canta
con la música dando
color que cubre
ese paisaje
que llegas a estar creando
al Sol de tu Alma.
Así que no pierdas la esperanza.
Fabrícala, mímala con calor.
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