EL ARCO EN EL QUE GUARDABA SU CORAZON
Bajo un arco,
y bajo un arco su corazón guardaba.
Protegíalo,
y lo protegía de la estación que andaba.
De sus cambios,
y de sus múltiples cambios lo abrigaba.
Este latía.
A veces rápido.
A veces más lento.
Pero le latía con fuerza,
sobre todo, a la mañana.
Este rugía.
A veces con calor.
En otras con pasión.
Pero le rugía con rabia,
sobre todo, en sus fantasias.
Bajo un arco,
y bajo un arco su corazón mimaba.
Con esmero,
y con esmero cada día lo regaba.
Cada fruto,
y con cada fruto nacido cantaba.
Estos le reían.
A veces por sordos.
A veces por vivos.
Pero le reían con la fuerza,
sobre todo, desde la flojedad.
Estos sentían.
A veces por raros.
A veces contrarios.
Pero le sentían la calma,
sobre todo, desde la tempestad.
Debajo de un arco su corazón resguardaba.
Incluso cuando pasaban estaciones
y los trenes quedaban guardados.
Incluso en verano, o los inviernos,
sentía sus latidos en el amanecer.
Y es que bajo un arco su corazón resguardaba.
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