Clarice visita al Dr. Lecter

14/VI/2020

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"Hola Clarice.

Vienes en este día de domingo de junio. ¡Qué raro! Tenía entendido que los corderos no balaban en el Día del Señor. Tus ojos indican que empiezas a entender la diferencia entre cordura y locura. Brillan más que de costumbre. Tal vez sea que empiezas a discernir la trampa en la que se encuentra la sociedad. Los que aquí estamos encerrados somos tildados de dementes por aquellos que buscan un patrón para edificar los pilares de la civilización en la cual vivimos. Miras este recinto queriendo encontrar la paz, has vislumbrado la perfecta insanidad mental del que se dice cuerdo y nos encierra porque somos un peligro para su idílico mundo.

Este mundo está diseñado igual que un perfecto programa de ordenador que dispone de un potente antivirus que anula al discordante; ese es el clasificado de 'peligro para la sociedad' a pesar de que esta misma tiene un programa secundario que nos programa para caminar por las esquinas alternas de los límites de ella misma.

Por eso mismo te pregunto, ¿quién está más loco? ¿El loco que está encerrado entre estas paredes por los actos injustificables que ha cometido o aquel que lo programó para que los cometiera? No hay ninguna ventana aquí, Clarice. Los cuadros que pinto son el reflejo de una mente libre que está encerrada por aquellas mentes que sufren claustrofobia hacia el propio mundo que han diseñado. Son los arquitectos de la demente cordura que ellos han creado partiendo de su falsa idea de lo que es el estar socialmente cuerdo.

Ese equilibrio mental es el que permite que la mayor parte de la Humanidad viva en la ignominia de la infrasupervivencia y les premian enviándoles su mensaje de perfección y superioridad haciéndoles sentir culpables y responsables de su propia desgracia. Les diseñan el futuro con el que vivirán el resto de sus días inyectándoles la idea de que no son dueños de su destino. Es una perfecta arma. El hacer sentir que no tienen nada que hacer con su destino porque está prediseñado incluso antes de que vengan a este mundo, desde el momento mismo que aquel pequeño espermatozoide fecunda un óvulo que irá creciendo y dividiéndose hasta originar un nuevo espécimen de nuestra especie. Espécimen, esa es la palabra exacta, y lo es porque solo somos conejillos de indias en sus manos.

Y ahora estás aquí, deseando poder ser libre. Deseando que tu mente pueda volar aunque tu cuerpo esté encerrado entre estas tres paredes, aunque no haya ninguna ventana con la que poder observar el mundo exterior. Eso es lo que indican tus ojos Clarice. El ansia de libertad rezuma desde tus poros, se puede sentir. Has comenzado a abrir los ojos, pero solo has comenzado a ver la punta del iceberg de esta pequeña trampa que encierra a la sociedad entera. Y ahora dime, Clarice. ¿Han llorado esta noche los corderos?"