UNA CANCIÓN EN MI CABEZA

 

Me ronda una canción

entre las entrañas

de mi testa.

Es visceral,

cruda.

Cargada está

de pesadez.

Pero al mismo tiempo

resulta liviana.

Su melodía

es hermosa,

bella.

Y refleja

la sencillez.

Me recuerda

a una película “gore”;

con la sangre

corriendo a raudales

como la forma de expresión

más puramente artística

que se pudiera imaginar.

Incluso a las esculturas

esas de la Grecia Antigua:

con sus miembros disminuidos

con tal de no distraer

de la imagen

que se presenta delante

en su forma.

Esa canción tiene partes

que dan forma a su estructura.

Luego van los instrumentos,

cada uno con su envoltorio.

De por sí, es un horizonte

despejado a la mañana.

Una grácil puesta de sol

bañada en un dulce rojo.

Y no parece disponer

del inevitable final,

pues es un grato momento

que nace con su recuerdo.

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