EN MEDIO DEL TINTERO

 

Admirar un cuadro.

Mirar un paisaje.

Sentir una canción.


Qué complicado resulta

el explicar, el exponer,

lo que percibe cada cual

en determinado instante;

ya sea mediante palabras

que salen a borbotones

o de forma entrecortada

costando esfuerzos mayores.


Admirar un cuadro.

Mirar un paisaje.

Sentir una canción.


Y aún en caso de lograrse

siempre queda la certeza

de que será insuficiente.

Todo eso que se explica

no es más que un pequeño borde

en un valle descomunal

que abarca unas dimensiones

imposibles de imaginar.


Me pregunto,

sin querer hacerlo casi,

si un escultor,

un músico,

un escritor,

algún poeta,

fotógrafo,

cocinero,…

estando delante

de su obra perfecta

si serán conscientes

de cuánto se habrán dejado

en mitad de los tinteros.


Me pregunto,

sin querer hacerlo casi,

si los miedos

son abono

de los triunfos

en la lucha

por batirlos,...

si el júbilo

es un estandarte

en una caótica

escena lúgubre

dominada por el horror

al sentirse un Ser Humano.


Y la luz,

que parece ser La Nada

sin La Oscuridad,

viaja tan rápido

que si nos acercáramos a ella

viajaríamos en el tiempo.

O eso me pareció entender.


Esa luz,

la misma que me acompaña

de forma ligera

en este momento.

Ese misma que ilumina el alba

y en la noche mece el cuerpo

entre las glorias del placer.


Admirar un cuadro.

Mirar un paisaje.

Sentir una canción.


The House Jack Built (Load, 1996)

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