EN MEDIO DEL TINTERO
Admirar un cuadro.
Mirar un paisaje.
Sentir una canción.
Qué complicado resulta
el explicar, el exponer,
lo que percibe cada cual
en determinado instante;
ya sea mediante palabras
que salen a borbotones
o de forma entrecortada
costando esfuerzos mayores.
Admirar un cuadro.
Mirar un paisaje.
Sentir una canción.
Y aún en caso de lograrse
siempre queda la certeza
de que será insuficiente.
Todo eso que se explica
no es más que un pequeño borde
en un valle descomunal
que abarca unas dimensiones
imposibles de imaginar.
Me pregunto,
sin querer hacerlo casi,
si un escultor,
un músico,
un escritor,
algún poeta,
fotógrafo,
cocinero,…
estando delante
de su obra perfecta
si serán conscientes
de cuánto se habrán dejado
en mitad de los tinteros.
Me pregunto,
sin querer hacerlo casi,
si los miedos
son abono
de los triunfos
en la lucha
por batirlos,...
si el júbilo
es un estandarte
en una caótica
escena lúgubre
dominada por el horror
al sentirse un Ser Humano.
Y la luz,
que parece ser La Nada
sin La Oscuridad,
viaja tan rápido
que si nos acercáramos a ella
viajaríamos en el tiempo.
O eso me pareció entender.
Esa luz,
la misma que me acompaña
de forma ligera
en este momento.
Ese misma que ilumina el alba
y en la noche mece el cuerpo
entre las glorias del placer.
Admirar un cuadro.
Mirar un paisaje.
Sentir una canción.
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