LA DUALIDAD DE LA FRAGiLIDAD Y LA BELLEZA

 Si no existiera la fragilidad...

¿tendría esta su contrapeso?

Si no existiera lo blando...

¿Cómo explicaríamos la dureza?

Qué sería de los floridos valles

sin que en ellos se posen las nieves.


Y si no hubieran frías temporadas...

¿tendrían estas sus veranos?

Y si no existieran estos...

¿Cómo explicaremos su belleza?

Qué sería de los tórridos meses

sin que en ellos haya contraparte. 


Si leyéramos los ciclos

(lo habido en sus líneas)...

encontraríamos un libro

sin presencia en los "best sellers".


En él, cada capítulo,

sería cuerpo de un día

que va formando los años

con interior en los meses.


Y podría ser que viéramos las montañas

como unos increíbles monumentos

que no precisan deleite.


Hasta podría ser que todas las mañanas

obtuvieran cabida en un museo

compuesto por los paisajes.


Todo ello dentro del viaje

que solemos tener por camino 

incluso sin que nos demos cuenta.


Más teniendo en cuenta sus subidas y bajadas

que disponen de repechos.


Más haciendo la cuenta de todas las cruzadas

que aparezcan sin aviso.


Incluso siendo un metraje

con el que grabamos el Destino

sin que este llegue a disponer marcas. 








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