LAS PLUMAS Y SU IDIOSINCRASIA
Cuánto pesará una pluma...
sobre todo si permite
el poder subir sobre su lomo
con tal de lograr surcar los cielos.
Cómo serán los paisajes
aupados desde su altura.
Qué resistente habrá de ser
cuando es capaz de soportar
la báscula de su pasajero.
Cuán consistente habrá de ser
en su obstinación por viajar
y recorrer enteros los mundos.
Cuánto contará una pluma...
sobre todo si se luce
mediante unos actos sin pretensión
alguna en el que mostrar lo bello.
Cómo serán sus linajes
carentes de la realeza.
Dónde habrán de quedarse las plumas
que una vez posaron en nuestra piel
y que no llegaron a sentirse
en un temporal momento.
Dónde escogieron marchar las plumas
que una vez pasaron por delante
y sin que apenas se presintiese
que fueron a nuestro lado.
Qué fue de las plumas de Dédalo
más allá de las que reflejaron
a Ícaro con su tragedia
otorgando al mar su nombre.
Qué fue de las plumas con tintero
más allá de un gélido escritorio
dejado por la desidia
en artificial menaje.
Dónde, dónde quedaron las plumas
que partieron por no regresar dándoles.
Qué fue, qué fue de todas las plumas
que nos sirvieron de abrigo en alguna vez.
Cómo, cómo marcharon las plumas
que luego volvieron y se las vio otra vez.
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