EL FLORECER DE LA TINTA EN LAS NOCHES

En mi costumbre de escribir por las noches

decidí hacerlo por la mañana.

Quizás fue buscando nuevas sensaciones

y que fluyeran de otra manera.

Pretender buscar lo nuevo

por el tal de "novedoso"

y también lo "misterioso".


Así que lo dejaría macerándose

hasta poder ver que germinara.

Pero no buscaba ver crecer las flores,

menos aún el oler sus fragancias.

Quizás nuevos sentimientos

que quedaron olvidados

o, tal vez, resguarnecidos.


Puede que ante mi se abriera un mundo nuevo,

u otro que rejuvenece.

Uno donde se aprecien dos Lunas

en un firmamento que es multiplicado

por cero dando múltiples

combinaciones en la espesura.


Una espesura más allá de lo neutro

y la luz de los paisajes.

Una espesura que purifica

por el mero hecho de ver todo su cuerpo

sin tener que desnudarse

con tal de comprobar que deslumbra.


Pero volverán las noches

a ser el lugar en el que

discurrirá mi tiempo plasmando

alguna que otra locura.


Pero volverán las noches

a ser ese cobijo que,

por cosas raras de los destinos,

vea el florecer de la tinta.



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