SI HUBIERA RÍOS DE VINO
Se terminó la escasez de vino.
Un río fluye
ocupando sus aguas el caldo.
En su orilla crece el embutido.
Su recorrer
de una barbacoa es itinerario.
Quizás se trate de una bacanal.
Pero los gintonics cristalinos
comparten con el patxarán fresco
una despensa sin ningún final.
Y crecen en los arboles
cervezas que llaman
al gaznate
del que tiene
sed sin poder calmar
lo que se dejó de tener.
Tras el postre vienen los txupitos.
Pero es tan enorme la variedad
que nunca se llegarán a acabar
al estar en un pozo sin fondo.
Nada de digestiones pesadas.
Y las resacas... aún menos.
Tampoco el estreñimiento
o gases capaces de aniquilar.
No hace falta tener que quemarlo
con el calor de la sauna
o una buena caminata.
Fue olvidado el ardor de estómago.
Puede uno meterse al río
sin miedo a que se le corte
la digestión.
Además, este desinfectará
todas las enfermedades...
hasta consigue librarnos
del cerumen
que forma el tapón del oído.
Las úlceras vienen bendecidas...
son las representaciones
de este mundo benefactor
que complace
los placeres de los vicios.
Satisfacción
sin ninguna contraparte
que busca la realización.
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