El peligro de contemplar el rostro de Dios

Dylan Clark ofrece un cortometraje con la posible figura del Creador como antagonista

Dylan Clark (YouTube)

Imaginen, aunque sea por un momento, lo siguiente. Están delante de un microscopio analizando la vida unicelular que allí tienen presente. Y que estas, sean de la especie que sean, disponen de un intelecto equiparable al nuestro. De repente, se percatan de que son observadas. Por lo tanto, descubren que hay una inteligencia que está pendiente de ellas. ¿Qué pensarían? ¿Nos verían como algo superior a ellas? ¿Como alguna forma de deidad?

En consecuencia, ¿qué sería Dios? ¿Sería benigno o, en realidad, maligno? Si nos observara tal y como hacemos por el microscopio, ¿podría acabar con nosotros como podemos hacerlo con un cultivo biológico? En el Éxodo, Dios le diría a Moisés: "Pero mi rostro no lo puedes ver, porque no puede verlo nadie y quedar con vida". Lo haría en el capítulo 33 de aquel en su versículo 20 después de que el profeta sacara al pueblo israelí de Egipto. En recompensa, vería su espalda, pero no su rostro. Desde esta premisa arranca el cortometraje "Portrait of God".

Siendo en castellano "El Rostro de Dios", fue estrenado en 2022 a través de YouTube. Mediante la interpretación de la estadounidense Sydney Brumfield, la obra nos presenta a Mia Reilly, una joven creyente preparándose con tal de hacer una exposición. Esta versará sobre una fotografía hecha a un cuadro, el cual da título al "corto". Pero la instantánea está rodeada de una misteriosa aura. A pesar de que nada parece verse en ella, algunas gentes afirman que algo contemplan. Y no parecen ponerse de acuerdo. Unos lo describen como algo hermoso. Pero otros se refieren a ello de tenebroso, incluso maligno. ¿Qué es lo que tiene Mia delante? ¿Por qué unos pueden notar algo y otros no?

Dirigida por su compatriota Dylan Clark, este joven cineasta muestra los anhelos de la fé por conocer la presencia del Creador. Pero al mismo tiempo juega con la posibilidad de que otra entidad pueda suplantarla. Además de reflejar los interrogantes que surgirían sobre su verdadera naturaleza en caso de que existiera. ¿Es benevolente o malvado? ¿Por qué no podemos ver su rostro? ¿Qué consecuencias habría en caso de estar delante de él? Con esa ambigüedad, y presentándolo como antagonista, "esperaba que eliminara la posibilidad de que esto fuera realmente ofensivo para la gente", relataba Clark a Stillwater Magazine en diciembre de 2022.

Dios y los Ángeles "son percibidos como cosas muy intensas y poderosas"

Y es que, según contaba, le preocupaba que este trabajo resultara ofensivo debido a su temática religiosa. Una vez visualizado, sean creyentes o no, comprenderán el porqué de ello. Reiterando que no pretendía ese sentimiento hacia esa comunidad, incidía en que no le inquietaba la reacción de los ateos debido a que su propuesta funcionaba en ese nivel. Además, y partiendo de la idea de la abrumadora presencia de Dios, esgrimía que esta es aterradora en un pecador. Por lo tanto, si Él y los Ángeles "son percibidos como cosas muy intensas y poderosas", su interés se centraba en tratarlo con esa figura de antagonista, "no como un villano".

Respecto a recurrir al género de terror afirmaba que era "el mejor amigo de un cineasta". Esta declaración la realizaba en marzo de 2023 a The Ithacan a la par que añadía que mediante él "se puede hacer mucho más por menos, así que eso resulta muy atractivo". De hecho, el rodaje duró 5 días y el proyecto fue costeado de su propio bolsillo realizándose en la sala 140 de la Escuela de Comunicación Roy H. Park porque estaba libre. Surina Belk-Gupta, asistente de dirección y de cámara, aseguraba que "fue un proyecto de muy baja producción que se basó únicamente en lo que queríamos hacer por diversión”. Y añadía que "la idea de que Dios es una criatura temible es un concepto aterrador”.

¿Pero qué tiene de especial la obra de este que era estudiante de último año del Ithaca College? A grosso modo, un ambiente claustrofóbico que va en aumento hasta alcanzar un completo encierro que logra hacer sentir un auténtico y frío pavor. Esto lo materializa con un uso de sombras que son, a medida que aumenta el metraje y la tensión, cada vez más opacas y gruesas. Súmenle a esto la prácticamente ausencia de diálogos a la par que la única luminosidad que nos muestra no conlleva liberación ni esperanza, sino dudas e incertidumbres sobre lo que realmente le ha sucedido a Mia y qué ha presenciado. Además, el recurso de atmósferas mediante el uso de coros junto al silencio logra que el espectador sienta verdadero espanto.

"Una guerra psicológica total" con el público

En opinión de Clark, el sonido y el silencio juegan en este género un papel más importante que en cualquier otro. Respecto al silencio, afirmaba recientemente en Little Black Book que se trata de "una guerra psicológica total" pues el público espera con ello "un aumento repentino de la tensión". En cuanto a la música y el sonido, hay que "saber cuándo recurrir a ellos y cuándo no, porque hay ciertos momentos en los que ser agresivo" con el último "es lo que va a generar miedo, y otros en los que demasiado puede restar". Asimismo, tirando de Jaws explicaba la importancia de los espacios: "mostrar una masa de agua abierta, sabiendo que hay un tiburón en algún lugar, es mucho más aterrador que una toma" de uno nadando cerca.

Siendo sus trabajos más actuales "Storytime" y "Remains", en ellos da muestra fehaciente de sus convicciones, además de hacer uso de la sugestión por un lado y los instintos y miedos más primitivos en el otro. Previamente a "Retrato de Dios", trabajó el desenlace fatal de los miedos y terrores nocturnos con "Rest" y en "Hatched" realiza una metáfora sobre la precariedad de los recién emancipados. La obsesión por la apariencia vibra en "Transfigure" y un oscuro pasado luce en "Home Movies" mientras que el acoso versa en "Behind the frame". "11:05", "The pretty thing" y "Threshold" completan una filmografía de un joven de 23 años que, a largo plazo, pretende realizar un largometraje.