Cuando contestan a una reseña hostelera porque les pareció curiosa

El cliente aseguró que trataron de vacilarle cuando llamó para reservar una mesa

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Incluso con el riesgo de padecer pedante por lo reiterativo del asunto, en el día de hoy volveremos a poner el foco de atención en la cuenta de 'Soy Camarero'. En este caso lo haremos por partida doble, pero no por el conflicto surgido por las partes protagonistas, que también, sino debido al anonimato que muestran respecto a los negocios hosteleros que se presentan.

El primero de ellos fue publicado en su cuenta de 'X', o 'Twitter', este martes, 09 de enero. Se trataba de una reseña en la que el hipotético cliente relataba el momento en el que llamó con el proposito de saber "si la cocina estaba abierta". Según contaba, en ese momento comenzaron a vacilarle. Le habrían dicho que "fuera ahí" y que preguntara si estaría ahí "en tres minutos". Añadía que, riéndose, le colgaron tras indicarle que no engañara a la gente, a la par que se le dirigían como "hermano".

Puede que a estas alturas se pregunten qué es lo que pasó. Pues, antes de nada, el propietario dio su punto de vista respondiendo que no solía hacerlo con las demás reseñas; aunque haría una excepcion pues esta le pareció "curiosa". Comenzaría narrando que el reclamante llamó a las 23:40 con tal de reservar una mesa ya que tenía la intención de llegar en dos minutos. Después lo hizo de nuevo para explicar que arribaría "más tarde".

Es aquí que el regente explota señalándole si lo que pretende es engañarle o es que en realidad piensa que los camareros son tontos y, por ende, deben esperarle. Incluso le advertía que se equivocaba "bastante con esto". A pesar de ello, contextualizada remarcando que aguardaron por él. Así podría "juzgar el servicio y la comida" y no su llamada "a esas horas en tono de guasa" mientras "otros" están trabajando.

Unos pantalones y una cena de empresa

Antes de dar comienzo a la siguiente reseña, la cual, por cierto, es más cordial y gratificante, indicaremos que en la anterior se despidieron mediante "un saludo". Ya en esta, su epicentro, cual terremoto se tratara, tuvo su origen en una cena de empresa a la que acudió la pareja del autor de ella (nos referimos al escrito, no a ese tradicional acto que se suele realizar, por norma general, en ciertas fechas señaladas).

Volcada la publicación en la misma jornada que la previa, tiene como moraleja el pago por parte de terceros sobre lo sucedido a otros. Y es que tendría que estar "aguantando todo el dia" que a su novia se le echaran "a perder" sus pantalones favoritos ya que se sentó en "una silla que estaba sucia de chocolate". Es por ello que les insistía en que vigilaran esos asuntos, y más teniendo en cuenta que la mesa estaba reservada.

Pero no acaba ahí la cosa. Recurriendo a una pos data de las casi extintas epístolas, añadía que "todo es verídico". Además, afirma que está "pagando" él porque ella no se quejó "en su momento". Pero en un giro 180 grados en la anécdota, y antes de darles las "gracias", explicaba que el local "no estuvo tan mal" cuando acudió a él por un cumpleaños. Así que les volvía a pedir que repasaran las sillas, "y más si la mesa está reservada".






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