(DES) CABEZONERÍA
Y yo, con mi (des) cabezonería,
con mi manía de estar en las nubes,
sigo caminado...
a veces despacio,
en otras rápido,...
muchas veces buscando la magia...
otras con un punto en referente.
Es entonces, sin saber el porqué,
que me imagino unos ojos.
La mente también me los devuelve
como obsequio del pasado
que marcará los pasos de la jornada
igual que si fueran frescor de la brisa.
También el timbre de algunas voces
guardadas en el corazón.
Es entonces que les crearía honores,
aunque es el más grande de ellos
el poder dedicarles una sonrisa
cada vez que veo asomarse una mañana.
Y es que, aunque parezca una tontería,...
estimo que ello mismo compone
todo lo que somos.
Lo que seremos
en nosotros mismos.
Y sí, tal vez suene a simple magia,
pero ¡qué tesoro tan latente!
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