LOS SECRETOS DE LAS PÁGINAS
Hay libros abiertos de par en par
como si fueran espejos
mostrando nuestras debilidades,
miedos, angustias e imperfecciones.
Incluso parecen la resaca
venida sin la pretensión
de llegar a beber en un martes
convertido en alcohol de los bares.
Y si los abrazan los cigarros
la voz se nos torna en el desgaste
venido del son de la palabra.
Qué tristes se vuelven las mañanas
al mirarse en el espejo
cuando vibran los colaterales
perjuicios de sus páginas grises.
Pero otros suponen la frescura
de paisajes con que deleitarse
a través del mundo de los sueños.
Un elixir al otorgar pasión
a los que están sedientos de la sed
al anhelar por las aventuras.
Son la ausencia de los muros
impidiendo ver más allá
de la imaginación al ser el presente
el agente que los derriba con fuertes
rachas de viento sin conllevar los males.
Son, además, todo frescor
que hubieran de necesitar
aquellos que terminan por sumergirse
aunque algún licor les surgiera por beber
a la par que un cigarrillo fuman también.

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