LA NATURALEZA ABANDONADA
El corazón salió de su pecho.
No de forma metafórica, sino real.
Y fue sucediendo muy despacio.
De sus costillas notó su romper
y cómo le afloraba la sangre.
Sintió el calor que esta tenía
y el dolor que paso se abría.
Incluso trató de detenerlo
con sus manos haciéndole presión.
Pero este se le escabullía
sin la menor melancolía.
Al final, lo vio encima del piso
rodeado de sus frágiles huesos.
Pero no iba perdiendo el sentido.
Aunque sí sentía que la misma esperanza
iba dándole en el abandono
al dejar atrás la emociones
que una vez le hicieron ser lo que fue.
No sentía calor. Ni tampoco frío.
Estaba vivo, pero no estaba.
También logró ponerse en pie
teniendo clara la mente.
Pero ya no respiraba,
no le fluía la sangre
y dejó tirado su corazón.
Total, ya no le era necesario
ni algo de menester
ante su nueva mirada.
No sentía dolor. Menos aún el frío.
Ya no le importaban las mañanas,
no siquiera el horizonte.
Ya no estaba entre la gente.
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