"Stucco" y las formas de los miedos
Janina Gavankar y Russo Schelling firman un cortometraje cargado de simbolismo
filmaffinity.com
Tal vez sea aventurarse en exceso ante el riesgo de sumergirnos en un claro ejemplo de lo que hoy en día llamamos espóiler. Pero el "Stucco" (2019) de Janina Gavankar y Russo Schelling dispone de una escena que aquellos que sean seguidores de la joya que es el "Hellraiser" de 1987 verán en ella influencias del británico Clive Barker. Y no sólo por la metáfora del lado oscuro de lo erótico que supone, sino por ser ejemplo de la lucha entre confrontar un dilema o seguir escondiéndose ante él.
De hecho, este cortometraje de poco más de 17 minutos nos presenta a J, una mujer que vive encerrada en su casa. Ello porque padece agorafobia. Desde ella trata de lidiar con el mundo exterior, su trabajo y el día a día mientras pelea por recuperarse de una relación tóxica ya finalizada. Poco a poco, y a la par que va sorteando el acoso de su ex pareja, descubre un extraño agujero en la pared de la vivienda. A partir de ahí, unos claustrofóbicos eventos irán sucediendo.
Lo carnal, nauseabundo y grotesco de lo posesivo
Lo atrayente de este trabajo es la alegoría que nos muestra. Como hemos comentado anteriormente, el trastorno del comportamiento que sufre la protagonista es el reflejo de no afrontar la turbia situación con el que era su compañero. De encerrarse en sí misma ante el temor que padece a sacar el veneno al mundo exterior. En consecuencia, la escena que hace poco les hemos mencionado supone el culmen de esa confrontación. De seguir sumida en la oscuridad o alcanzar al fin la luz.
Por ello, la atracción que puede palparse en ese instante es demasiado subyugadora. J acaba, en un principio, cayendo en sus encantos tal si le prometiera haber cambiado y que a partir de entonces todo sería diferente. Inicialmente, esto da sus frutos debido a la apariencia embaucadora de su personalidad. Pero lo carnal, nauseabundo y grotesco de lo posesivo irá haciéndose presente. Por lo tanto, y al cerciorarse de lo que sucede, esto supone la última oportunidad de la protagonista. Debe claudicar o enfrentar al monstruo que tiene delante.
Y es que ese ser, esa bestia desfigurada y rearmada de forma desordenada, es la representación de sus temores y traumas. Del nudo que le ata después de lo que ha vivido. De la pesada mochila que la encorva empujándola hacia atrás a la par que le impide ver que hay un mundo nuevo en el horizonte. Que aquello que la reclama a su vera es, al fin y al cabo, todo lo que debe combatir en vez de seguir evitándolo como si no existiera. Es su batalla final con tal de recuperar a la persona que fue pese al sufrir que le quedaría representado en sus propias cicatrices.
Schelling: "es bastante autobiográfica para ambos"
"A veces, antes de poder seguir adelante, nos vemos obligados a vomitar nuestro pasado o a sentarnos en el desastre que hemos creado", reflexionaba Gavankar en conversación con Short of the week. "Es como una especie de catarsis, como si tuviera que sacarme esto de dentro", expresaba a SYFY WIRE. Y añadía que, tanto a ella a como Russo Schelling, les interesa "mucho más el realismo mágico y la analogía para analizar realmente las cosas" de las que no están orgullosos.
"Podemos imitar la vida real, o podemos hacer algo que la lleve un paso más allá y monstruorizar las enfermedades mentales, la ansiedad y la depresión", explicaba Russo en el mismo medio sobre la posibilidad de hacer, en realidad, una pelicula ordinaria. Describiendo el corto como una alegoría de esos males, el codirector señalaba que estaban "pasando por momentos muy difíciles", por lo que "es bastante autobiográfica para ambos".
¿Pero cuál es el motivo de ello, sobre todo teniendo en cuenta que Gavankar tildó a la obra como a su "dulce y peculiar bebé"?. Debido al CoVid-19, el estadounidense festival SXSW de Austin de 2020 fue cancelado en la que sería su 34 edición. En el evento iban a ser copresentadores de los premios otorgados a videojuegos, además de presentar un taller centrado en el corto. Esto los dejó destrozados, explicaba Janina a Director Notes. "No sólo porque queríamos que la gente viera esta obra en una pantalla grande con el sistema de sonido para el que estaba diseñada, sino porque queríamos conocer a otros cineastas, ver sus películas y sentir de verdad la comunidad".
Y dentro de todo esto, desde la cuestión de la ansiedad y amargura que rodea a la depresión, ambos directores se niegan a detallar el significado de la obra. "Si explicamos nuestra película hasta el último detalle, estamos robando a la gente su creatividad y su propia interpretación", revelaba Schelling en SYFY. Partiendo de ello, Gavankar respondía al porqué de elegir un formato de terror impregnado en tintes psicológicos. "Es un extraño truco de magia: cuanto más específico te permites ser, más universal se vuelve".
La inspiración en la música
Llegados a este punto, hemos de volver al inicio de estas líneas. Justo cuando realizáramos una interpretación de lo que nos ofrece "Stucco". Pero también señalábamos una posible referencia cinematográfica habida entre sus líneas. Sin embargo, los cineastas señalan que su comenzar a forjarse provino de dos largometrajes estrenados en la década de los '60 del siglo pasado. Estos fueron "Repulsión" de 1965 y "El bebé de Rosemary", que fue estrenado un poco después, en 1968. "Diría que buscábamos ese aire de «terror en apartamento»", señaló Schelling a SYFY a la par que también nombraba "Posesión" de 1981.
A esto hay que añadirle un aspecto más. Esa misma escena que hemos relacionado con "Hellraiser" no estaba incluida en el guión inicial. La inspiración sobre ella le vino mientras paseaba por Nueva York y escuchaba la canción "The Last Lost Continent" de la banda La Dispute. "Hablan de una cosa que le devora el cerebro a alguien, el vocalista la destroza y luego hace un trono con las partes del cuerpo", detalla. Esto habría sido tan revelador que llegó a la conclusión de que eso era lo que "esta cosa" necesitaba. Y es que, según revela, ese vehículo fue lo que les hizo descubrir "qué había al otro lado del muro". Es decir; qué hay tras la barrera de esa lucha sin enfrentar.
"Eran efectos prácticos de la vieja escuela"
Pero, finalmente, había que dar forma a esa personalización del monstruo. A los miedos cobrando forma. Sobre todo a una de las escenas que más recordarán al ver el corto. La que supone una ruptura en la resistencia de J. ante su ex pareja. Y en esta, una enfermiza lengua hace su aparición a través del agujero de la pared. El encargado de crearla fue Frank Ippolito. En sus movimientos usó cuatro poleas y dos titiriteros. "Todos en el set estaban nerviosos y hacían ruido", contaba Gavankar a The Hollywood Reporter sobre el momento de rodarse la escena.
"Frank es realmente uno de los mejores en la industria", decía Gavankar sobre Ippolito en SYFY. Este, en cuanto le mandaron el guión, se mostró dispuesto a crear esa parte de la anatomía humana. "Eran efectos prácticos de la vieja escuela", añadía Schelling. "Parece artificial, pero se mueve como si fuera la lengua". Le resultó "divertidísimo y un sueño" el emplear "efectos prácticos y titiriteros", continuaba antes de plasmar su impresión ante el hecho de que en ese sector cinematográfico no utilicen casi ese sistema de utilería y efectos especiales. "Cuando tienen la oportunidad, se lo toman muy en serio".
El distanciarse de los demás en la depresión
Otro aspecto fundamental en una obra de tales características es la iluminación. Sólo dispone de claridad al momento de esclarecerse todo. Al tomar J. la decisión final que le hace continuar dejando atrás todo el trauma que le impide avanzar. En cuanto logra atisbar lo que hay más allá de las paredes de la prisión que la tenía maniatada. Hasta entonces, los tonos oscuros presiden la historia. Y estos no sólo no atan al personaje interpretado por Gavankar, también al mismo espectador. Este se mimetiza con ella interiorizando sus sensaciones, sus miedos y desesperanza. Parece hacerse uno J.
Y he aquí que exponen un componente revelador. En lo expresado a Variety, Schelling denunciaba que "hay algo que decir sobre lo que sucede cuando se es una persona con depresión clínica". Afirmaba que "existe la idea errónea de que la gente se une para apoyarte". Por lo que, "en realidad", y esto queda reflejado en la obra, "te distancias de todos". En definitiva, "te toca a ti recuperar tu vida". Entonces, y volviendo a lo antes señalado, ¿por qué el terror con tal de plasmar esa situación? "Es un género increíble porque se puede usar como analogía, para identificar un sentimiento o concepto específico difícil de encapsular, o algo que no se ha abordado en otras obras", incidía Gavankar en The Hindu. En vez de humanizar, o volverlo realista, permite "convertir en un monstruo al miedo, la ansiedad o el dolor".
Puede llegar a herir la sensibilidad
A modo de conclusión, les diremos que este cortometraje recibió el "beneplácito" de Ben Affleck. Y es que, cuando rodaban "The Way Back" (2020), Gavankar le mostró al actor la secuencia de la lengua. Este cambió su semblante al verla. "Si puedo conseguir que este tipo se retuerza tanto con solo pensarlo, ¡tengo algo!", cuenta en The Hollywood Reporter que pensó ante lo sucedido. En aquellos días, la actriz y directora también trabajaba en la serie "The Morning Show". Parte de lo que ganó en ella fue destinado a la financiación de "Stucco". Según este último medio citado, el coste del proyecto fue inferior a los 50.000 dólares. Así que, si desean adentrarse en lo onírico y metafórico, véanlo. Aunque han de tener en cuenta que hay escenas que pueden herir la sensibilidad de algunos.
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