Un sobresalto inusual
larioja.com
30/IX/2020
Era un tipo de lo más normal. O por lo menos eso daba a entender lo que era su vida. Residía en un pequeño pisito con dos habitaciones, una sala de estar, la cocina y el baño. A todas estas partes les unía un pasillo que recorría cada rincón hasta llegar a la respectiva entrada de cada lugar. Estaba allí cuando no estaba trabajando, dando un paseo o tomando un café o algún refrigerio en algún establecimiento hostelero.
Una de las habitaciones la utilizaba de improvisado escritorio. Y ahí también estaba la pequeña biblioteca que había creado con el paso de los años. Su ordenador ocupaba una pequeña mesita sobre la cual había un diminuto armarito en el que estaban sus archivos de trabajo. Los libros y revistas ocupaban el suelo creando unas aparentemente desordenadas torretas que iban hacia el techo de la estancia.
Las pocas veces que veía la televisión lo hacia por la noche, a oscuras, y esos momentos los usaba para ver películas. Eso era justo lo que estaba haciendo en ese momento. Estaba disfrutando de un largometraje de terror de los años 60. Estaba impaciente, nervioso. Nunca antes la había disfrutado y la sensación de terror que padecía nunca antes la había sentido.
En un momento dado todo se puso oscuro. Aquella escena estaba inmersa en la total oscuridad y el silencio dominaba el instante. La claridad fue haciendo acto de presencia y dejó ver lo que parecía una extraña mosca. Debajo de sus ojos estaba su mandíbula con unos afilados dientes de sierra que mascaban algo mientras lo que parecía sangre resbalaba por el rostro del insecto.
Un sonido seco sonó y algo la aplastó. El plano se fue abriendo hasta dejar paso a un gigantesco matamoscas que estaba agarrado con fuerza por una mano femenina. Se sobresaltó. El corazón le latió con mucha fuerza. Nunca antes se había sobresaltado de semejante manera.
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