¿Y SI ESTUVIERAS AHÍ?
¿Por qué te he de rezar
si todos tus templos
no son más que leña
que agrandan el ego?
Un ego contrario a las palabras
que predicaste hace tiempo
cuando el calvario ibas a padecer.
Esa leña el frío fuego hace crecer
en un invierno sin cuerpo
que han de soportar todas las almas.
No siento tu credo,
tampoco tu ausencia.
Se pierde en el viento
toda tu palabra.
En caso de existir,
si es que tu presencia fuera cierta,
dime por qué aquellos que negaron
tu naturaleza
fueron el abono
por el que la tierra crece.
Tu grito suele parecer
la de aquel pecador
que pretende arrastrar
a los demás a su mismo trono
pues les considera de la misma
manera de existir.
Y si en tus palabras
alguna vez
llegó a germinar el amor...
ese ya desapareció...
Algunos lo convirtieron
en un simple y triste juego...
permitiste,
sí, que así lo fuera.
Sangra, vierte sangre...
dulce ella como la especia
que es un disfraz triste
riendo la realidad.
No te consigues ver.
Eres la mera quimera
que una vez cantaste
sin apenas creerla.
No, no tienes cuerpo...
y si lo tuviste...
ese es aún más falso
que aquellos que dicen
poderte haber visto.
Creaste un monumento
que si tú le creyeses
irías al Paraíso
que una vez forjastes
sin haberlo creído.
Te alimentaste
con semejante vino
malgastándote
al ser ese concepto
que no aceptaste
siendo tu mismo jugo.
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