UNA DULCE BATALLA...

Puede que sus corazones

latieran al unísono...

que lo hicieran con más fuerza

a medida que sus cuerpos

se volvían un desenlace.


Todo el sudor de sus pieles

se mezclaba con el calor

de aquella dulce batalla...

una guerra en la que el valor

afloraba entre dos flores.


Flores que se iban abriendo paso

entre la humedad de las trincheras

y los gemidos de aquellas almas

rebosantes del ardor guerrero.


Parecía que se abrían cada vez más

y se iban extendiendo en el campo

como un embriagador escenario

capaz de regenerar las vidas. 


La paz no les llegó al unísono,

aunque volvieron a guerrear

muchas otras veces en su estremecer.


En ocasiones la pugna era vibrante...

otras corta, suave, brava...

fue su rebelión por lo glorioso.

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