AL LANGUIDECER EL ÁNIMO...

Qué tristes son las penas que afloran

de las gentes que no se permiten

de sus propias lágrimas el brotar

dejando su ánimo languidecer.

En su propio embaucador se vuelven

dejando en manos del cambiante azar

su camino y sobre el cual pretenden

disfrazar los cruces que se asoman.

Oscuras esquinas moran

reprimiendo sus sentidos

sin dejar que sanen.

Pólvora los vuelven

y suelen llegar al punto

de ebullir con una llama.

Qué tristes lucen sus penas

camufladas al olvido

guardado en sus mentes...

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