SE COMPRA LA PAZ
Se busca la Paz,
y ojalá sucediera
como en una batalla
debajo de las sábanas,
con dos cuerpos desnudos
en una continua lucha
donde el sudor
se vuelve dulce
y el olor de los fluidos
se van mezclando
entre los gemidos
y gritos
de una excitación
endiablada.
Pero la verdad
es que se comprará
en honor a la inquina
de la imposición suprema
sin importar los daños
en los que son las víctimas:
los testigos
de los desastres
alrededor del mundo…
siempre llorando,
también suplicando,
de dolor
ante los gestos
de locura.
Y quién aprieta
en esa vez primera
el arma fabricada
es una pregunta baldía,
pues los claros estragos
serán los que campando andan
a su antojo
y siempre libres
de los remordimientos…
y si son dueños…
¡qué gran disimulo
al dolor
suelen mostrar!
No les importa
el odio que crecerá
hasta edades futuras.
De nada sirven las podas,
pues aumentan el rencor
igual que las malas hierbas
en un árbol
que lo desecan…
no sirve en el dar calor
y mucho menos
en fuente de frescor
si ha caído
entre las sombras.
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