EL JUEGO
Quizás el proponer
un juego
resulte arriesgado.
Es porque se debe
al marco
de su propósito,
y lo que pretende
de locos
podría ser tildado.
Y es que sentir
este mundo
que nos rodea
es osado,
y difícil
por el nexo
que sustenta
su conexión.
Y esta, tal vez,
la tenemos
olvidada,
o ignorada
de una forma
que puede ser…
calculada…
y podría ser
que, en el fondo,
la rutina
que nos rodea
y cimienta
los instantes
lo forjara.
Por eso mismo,
aunque solo fuera
un par de minutos,
cierren sus ojos.
También un velo
les podría resultar.
Es suya la elección.
Dense un momento.
Sus latidos.
Sus propios latidos
percibirán.
No se desesperen,
pues será un momento.
Oigan el respirar,
sus pulmones
cargando y soltando
despacio aire.
Sus sentidos,
sus propios sentidos
aumentarán.
El tacto estremece
por lo que es sentido,
lo oído se incrementa.
Los olores
se vuelven más claros
y radiantes.
Póngase en pie,
pues sentados
deben hacer
eso que antes
se ha propuesto.
Ahora palpen
su complexión,
sus dos pies
y caminen.
Un momento.
Es vértigo
lo que percibirán
al momento
de caminar,
y tendrán que parar.
El bamboleo
les habrá de inundar.
El vértigo
les empuja
hacia un recalcular.
El misterio
de lo que nos rodea
es reflejo
de la escena
que acaban de notar.
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