LA FLOR Y LA ABEJA
17/I/2021
Rojos son sus pétalos,
con la fuerza suficiente
para acoger una abeja
que recoge su polen
al son del viento.
Está posada en ellos
cuando el rocío aparece entre
sus comisuras. Sus alas
parecen tan débiles
surcando el cielo…
Durante su trayecto
irá buscando más polen
al ir posándose en otras
y así, inconscientemente,
polinizando.
Volverá al panal luego
de esas distancias recorrer.
Una vez allí encontrará
miles de congéneres
organizados.
Ahora llega la cuestión,
la esgrimida comúnmente
sobre toda la importancia
que pueden llegar a tener
en el círculo.
Algo que es tan pequeño,
con forma insignificante,
es el que tiene que cargar
con el paso del nacer
de lo observado.
Un frágil equilibrio
donde todo lo existente
convive desde la armonía
que concede la muerte
y el nacimiento.
¿Serán conscientes de ello?
De todo ese duro papel
el cual desempeñan mientras
son instigadas por el
más puro instinto…
...y nos vanagloriamos
de ser seres superiores
mientras dependemos de ellas
y de los demás entes
que conocemos.
Nunca antes hubo habido
algún ser tan dependiente
de otros que desconociera
su presente invalidez
por todo su ego.
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